Vivimos una especie de transición, provocada por la crisis de la modernidad. Las esperanzas sobre la que se sustenta el futuro, se han visto mermadas por un sistema que produce desigualdad, un Estado con matices de corrupción y un sistema educativo que forma consumidores. En ese escenario, los imaginarios sociales, el lenguaje y las estructuras sociales e institucionales se alimentan de esperanzas religiosas y nacionalista a las frustraciones de la vida.
Existe un repunte a lo religioso, pero con condiciones un poco distintas de momentos históricos anteriores. Surge la amenaza de los nacionalismos religiosos con nuevas formas de pensamiento y exclusión, marginación y discriminación social. La Neosacralización de la sociedad es un fenómeno distinto más complejo, desde los imaginarios hasta las estructuras y cambios en el sistema mismo de convivencia.
Palabras claves: Neosacralización, Nacionalismo, Política, Desigualdad, Discriminación
We live a kind of transition, caused by the crisis of modernity. The hopes on that the future is based have been diminished by a system that produces inequality, a state with nuances of corruption and an educational system that forms consumers. In that scenario, social imaginary, language and social and institutional structures feed on religious and nationalist hopes to the frustrations of life.
There is a rebound to the religious but with conditions a little different from previous historical moments. The threat of religious nationalisms arises with new ways of thinking and exclusion, marginalization and social discrimination. The Neosacralization of society is a more complex phenomenon, from the imaginary to the structures and changes in the system of coexistence.
Se parte de la hipótesis, que vivimos en una sociedad donde confluyen herencias subjetivas y objetivas de pensamientos y prácticas provenientes de la sacralización de las sociedades pasadas; y de visiones más modernas de construcción de identidades, ideologías y nacionalismos. Esto como resultado de los procesos de evolución en las formas de discurso dominante en las sociedades.
En diferentes etapas de la historia de la humanidad se han desarrollado visiones sobre el mundo, su ordenamiento, clasificación jerárquica y el establecimiento de instituciones más complejas, como familias, tribus, Estados, que reflejan pensamientos, prácticas unidos a estas visiones en primera instancia sagradas y posteriormente plasmadas sobre la base del reconocimiento de identidades y nacionalismos.
Lo que se plantea es que la humanidad se estrena con el pensamiento y conocimiento del sentido común, unido a sus instintos provenientes de su legado zoológico, y con el dominio del fuego, se aparta definitivamente de este, para concebirse en una etapa distinta de visión y explicación del entorno que lo rodea (Eliade, 2017). Es decir, aparecen las visiones y pensamiento mágico, unido a prácticas referidas directamente a las actividades que permiten la supervivencia de los primeros grupos.
Esto es el germen del desarrollo de las identidades de grupos, formas de pertenencia, territorialidad y el dominio de lo sagrado en la creación, sostenimiento y reproducción de las instituciones sociales como reglas de comportamiento, que establecen el desarrollo de ritos, prácticas, significados impregnados de lo mágico y con el desarrollo complejo de las estructuras institucionales dará lugar a lo religioso. En ese sentido, se experimenta en la humanidad y las iniciales civilizaciones lo que denominamos el primer proceso de sacralización.
Un proceso ordenado, con cambios, divisiones, encuentros, pero que pudo mantenerse por milenos, hasta lo que autores denominan la llegada de la modernidad, provocada por la apertura de nuevas formas de pensamiento y conocimiento en la sociedad, donde, en términos de ideas que cuestionan el orden religioso, se presenta en el XVII, con los aportes filosóficos de René Descartes, Thomas Hobbes, Montesquieu, Maquiavelo, entre otros pensadores. Esto da lugar a los procesos de secularización de la sociedad, donde lo “sagrado”, paulatinamente va perdiendo espacios en las estructuras institucionales, en la mayoría de las sociedades “modernas”.
Como resultado, y la estructuración de los espacios y territorialidades, se da lugar a nuevas formas de identidades y con ella de los espacios nacionales y los sentimientos nacionalistas. Se da paso a ideologías dominantes, refiriéndonos principalmente a la Revolución Francesa como evento que permite definir el repliegue de lo religioso y la apertura a una nueva forma de influencia formal de conocimiento y pensamiento, con la acumulación respectiva del conocimiento filosófico, que cuestionó el orden, con pensamientos ideológicos y políticas distintos, pero con la promesa del positivismo científico como base al bienestar de la sociedad.
Debemos indicar que lo sagrado como pensamiento y práctica no desaparece, se ubica en espacios privados, y paralelos a la vida cotidiana. Se repliega a los templos, pero mantiene su importancia, más no así un poder directo en las sociedades occidentales. Aparecen las ideologías nacionalistas, dentro del marco del desarrollo de las naciones y la defensa de esas comunidades imaginadas por los miembros de estos territorios (Anderson, 2013).
Los nacionalismos, propios de identidades que dan lugar a ideologías fundamentalistas provocan las peores partes del siglo XX. Hoy las mismas se mantienen
adormecidas pero presentes en espacios de grupos sociales que se entremezclan pero que cada vez más tienen presencia en espacios esporádicos de lo público.
La trascendencia paulatina de fundamentalismos religiosos y nacionalistas logrando accesos en las estructuras de poder político, y la unificación de estos pensamientos en una plataforma tecnológica y comunicativa que facilita la manipulación de los mensajes y la introducción en los imaginarios sociales, empieza a producir una nueva sacralización de la sociedad. En otras palabras, la Neosacralización de la Sociedad, como un proceso distinto, más complejo y que concibe un nuevo regreso de lo sagrado a las estructuras, los imaginarios y las prácticas, unidas a los elementos nacionalistas preexistentes y la movilización las relaciones de poder en los actores sociales.
Este artículo intenta detallar el proceso por el que ha transitado la sociedad, reconociendo el pasado y explicando las diferencias de este nuevo proceso que mezcla lo sagrado con los nacionalismos más radicales, una nueva sacralización de las estructuras institucionales, que, desde nuestra perspectiva, da lugar a una nueva forma de fascismo religioso, sumado a la clasificación de Boaventura de Sousa Santos sobre los fascismos sociales (Sousa Santos: 2014)3.
Las condiciones que dieron lugar a la hominización de la especie humana pasan por diferentes eventos que experimentaron nuestros antepasados. Uno de los más importantes fue la estructuración del lenguaje (Engels, 2010). El lenguaje es la herramienta que facilita la convivencia, permite apropiarse de la realidad y entender situaciones complejas para la solución de las mismas, en pocas palabras da rienda suelta a los razonamientos frente a esa realidad. Da lugar al primer tipo de conocimiento de sentido común y las primeras instituciones sociales. El lenguaje permite expresar las formas de pensamiento o situaciones que suceden en lo que se reconoce como realidad, (Robinson, 2012). En ese sentido, se constituye en la forma de comunicación de eventos de la realidad, que no se entiende, pero se razona, se explica, y se establece la importancia del entorno para la supervivencia de los primeros grupos de humanos.
La relación que se expresa es directamente con la apropiación de la naturaleza, la forma de razonamiento en esa apropiación emite las explicaciones sobre la realidad natural y las primeras creencias animistas. El pensamiento mágico, lleva a creer a los primeros cazadores que existen poderes sobrenaturales en los animales, logrando un intercambio de los espíritus del cazador y los animales (Eliade, 2017), lo mismo es planteado por Hauser, (2016)4, donde indica que las primeras pinturas aparecidas por estos cazadores expresan lo mágico en los animales, entendiendo la importancia de su actividad y lo sacro en los animales. Estas formas de lo sagrado, en los primeros grupos de humanos, conciben las primeras identidades.
Durkheim (2000), nos muestra esta relación entre pensamiento mágico y las identidades, cuando nos dice que las regiones se organizaban por el tótem correspondiente a cada clan; y esto se consolida con la transmisión de mitologías y el uso de un tipo de lenguaje. Podemos indicar nuevamente el papel del lenguaje en torno a lo mítico y lo identitario, resaltando el papel de poder de los grupos y de forma interna el papel de los individuos en las primeras jerarquizaciones dentro de los grupos.
3 De Sousa Santos, hace una clasificación de los tipos de fascismo social, como amenaza a la sociedad actual, separando el mismo de la definición tradicional de fascismo. En este punto creemos que la amenaza se amplía en un nuevo escenario donde lo religioso y los nacionalismos se unen en una dinámica nueva.
4 Eliade y Hauser, coinciden en que los primeros seres humanos entendían la importancia de los animales y la creencia de similitud de ellos con respecto a los animales que cazaban.
Estas jerarquizaciones internas representadas en un espacio (ya los humanos sedentarios), generar pertenencia de los grupos, sobre la base de un sistema mítico y reglas más complejas de cumplimiento sobre la base de los discursos creados da lugar a estructuras más complejas, el desarrollo de civilizaciones y el nacimiento de la religión con sus ritos, mitos, y formas de reproducción, es decir a la primera sacralización.
La estructuración de las sociedades es deudora de las estructuras institucionales que sostienen a la magia primero y a la religión posterior. Las practicas, evidenciadas en ritos para casi todas las actuaciones de la vida cotidiana, son el resultado de los simbolismos establecidos en las reglas de comportamiento social. Esto permitió estructurar dentro de la jerarquía de los grupos los liderazgos unido a lo mágico de estas personas, uniendo primero el carácter mágico religioso a lo político. Frazer (2011)5, muestra las etapas por las que se transita de lo mágico a lo religioso, en la complejización y desarrollo de las sociedades antiguas. El sacerdote, es rey, y define, como representación de la divinidad o divinidades, las recompensas o castigos en la relación con los otros y el entorno, según los significados.
La transición del poder, en estos Estados, tiene características religiosas, rituales de sucesión, que no necesariamente corresponden a descendencia de sangre, sino a condiciones propias de reglas que se conciben provienen de los mandatos divinos. Estos simbolismos se encuentran vinculados al bienestar de las personas, representados en cosechas, lluvia, pero también en decisiones sobre conquistas, expansiones territoriales, etcétera. En este punto, la identidad de los grupos se encuentra eminentemente formada por la religión y sus reglas. La pertenencia se encuentra determinada por el cumplimiento de las reglas previstas por la estructura sacerdotal y monárquica. Además de una alienación completa entre discursos e imaginarios de tipo religioso.
La extensión temporal de los Estados Teocráticos es amplia, paulatinamente va haciendo crisis en la evolución del tiempo. Los principales factores del debilitamiento de estos se encuentran en la llegada de la denominada modernidad. La reforma protestante, el desarrollo tecnológico como la imprenta, la difusión de ideas. Otra vez el lenguaje es importante en la difusión de las ideas. Pero además de eso permite la identificación y la clasificación de identidades a través del lenguaje en territorios particulares y delimitados. Esta modificación del discurso va permeando en las personas generando formas de pensamiento nuevo con respecto a ellos como individuos, a su pertenencia a grupos y la apropiación de espacios determinados más amplios y el entendimiento de que el territorio determina grupos que existen paralelamente dentro de estos mismos territorios. Anderson (2013)6, muestra la importancia de la imprenta y la difusión de ideas (más allá de las religiosas), en lenguajes propios de comunidades con territorios más amplios. Además de los escritos sobre la clasificación del orden social procedentes de autores como Hobbes, Rousseau, Locke y el posterior “periodo de las luces”. Esto modifica el discurso dominante e instala formas nuevas o “modernas” de entendimiento del entorno y la vida.
5 Frazer diferencia la magia de la religión en la medida de los avances civilizatorios, detallando las tradiciones, aquí es importante entender que la estructura política corresponde a la jerarquía religiosa, y por consiguiente a los discursos e imaginarios en la vida cotidiana.
6 La importancia de la imprenta se define por la posibilidad nunca antes vista de producción de conocimiento,
La secularización se define como la pérdida de fe religiosa en los individuos y grupos; pero también del proceso de retrocesión de lo religioso en el espacio público, del poder político y de las estructuras institucionales. La nueva estructuración de los territorios, enlazados por idiomas, costumbres y culturas fundan una identidad más amplia y un sentido de pertenencia de mayor alcance, ya no sostenido por lo religioso: La nación. Ese repliegue de lo religioso, no lo hace desaparecer, pero además de este aparecen ese sentimiento de lo propio en el espacio, además de la promesa de mejores condiciones de orden y progreso producidas por el pensamiento positivo y el desarrollo de las ciencias (Comte, 1980). Ese sentimiento, unido a un conjunto de ideas en torno a lo que constituye esa identidad se denomina nacionalismo.
Los Estados Nacionales funcionan con la perspectiva positiva, y un ordenamiento político sobre la base de los derechos del hombre y del ciudadano y una idea de democracia, productos de la Revolución Francesa. Los nuevos estados americanos experimentan estas ideas en sus independencias, pero los sustentos nacionalistas de estos territorios hacen fracasar el apelado proyecto Bolivariano.
Una herencia estructural e institucional de estos Estados es la formación y el sustento de institucionalidades frágiles y de la búsqueda constante de caudillos salvadores. Una condición que genera o puede genera posteriormente nacionalismos extremos y dictaduras. La separación entre iglesia y Estado es tal pero de influencia de una sobre otra es permanente. El advenimiento de los grupos económicos de poder y sus enfoques liberales, le dan un papel distinto al Estado, ahora estructurado y controlado por las burguesías su papel se pone al servicio del nuevo sistema económico y la creación de las condiciones de producción.
Al mismo tiempo, el desarrollo de ideologías “extremas”, hace aparición en el mundo y sobre la plataforma de los Estados Nacionales, explotan los nacionalismos cívicos sobre la preminencia de “nosotros sobre los otros” (Todorov, 2007)7. El ordenamiento político tiene problemas de estructuras a la democracia como sistema permanente, siempre con la amenaza de dictaduras ideológicas.
Los Estados democráticos son considerados la panacea mundial, generando en lo que Cebrián (2004) denomina fundamentalismo democrático. El orden económico expresa contradicciones propias de aplicación de políticas neoliberales y como consecuencia la globalización. Algunos autores han expresado los problemas producidos por la globalización sobre la base de los mercados imperfectos y la desigualdad creciente, el crecimiento de la corrupción en la estructura estatal, y la reducción de las responsabilidades del Estado en torno a la política social (Stiglitz, 2017)8.
difusión en instalación de un nuevo discurso en poblaciones sobre la base de su propio lenguaje 7 Todorov, citando a Antonin Artaud, muestra la clasificación entre Nacionalismos Culturales y Nacionalismos Cívicos, determinando que el cultural proviene del valor de la producción autóctona y el Nacionalismo Cívico, como una deformación que nos lleva al chauvinismo, con acciones de separación entre un nosotros y los otros.
Wallerstein (2000), hace algunas décadas ha advertido sobre los elementos que llevan a una crisis del sistema, como lo es, la migración campo – ciudad, la insatisfacción de las necesidades básicas, creando marginalidad y exclusión social; además de la crisis ambiental. Esto crea unas condiciones sistémicas que permea en las personas, genera crisis existenciales, dado que choca con el modelo creado de individuo, referente a lo que debe ser y debe tener. Esto forja contradicción plasmando desesperación, desasosiego y anomia. Las experiencias de la vida cotidiana contradictoria con el modelo (no importa la clase social9), se constituyen en las frustraciones en las experiencias de la vida cotidiana. Estas frustraciones son expresadas, aliviadas y esperanzadas en el apoyo a la significación y presencia del conocimiento mágico religioso actual.
En pleno siglo XXI el pensamiento, conocimiento y creencia sobre lo mágico religioso, se encuentra presente en la vida cotidiana, los individuos buscan respuestas sobre su vida, sus condiciones, y sus deseos. Esto se encuentra indicado en los medios de comunicación, a través de anuncios, horóscopos, pócimas, prácticas de individuos. Pero también de negocios lucrativos referentes a conseguir el amor, la suerte, un empleo, entre otros deseos propios de la construcción del sistema social y los deseos individuales producto del mismo sistema.
Lo religioso se expresa aún más complejo, por su estructura, las iglesias, las sectas, son grupos con una mayor organización, parten de dogmas, ritos y prácticas con algún nivel de tradición, pero en esencia tratan de palear las adversidades o de facilitar situaciones en la vida cotidiana con la promesa de que “Dios sabe lo que hace”. Situaciones emocionales, necesidades insatisfechas, frustraciones sobre la base del modelo, es el espacio propicio para el regreso de lo religioso. Blanco Araujo (2005)10, expresa la vuelta a lo religioso, nuevamente sobre la base de su lenguaje. Lenguaje propio de los espacios religiosos, del culto, del rito, de la prédica. Este lenguaje trasciende a otros espacios fuera de los templos, en espacios de interacción entre individuos antes laicos, ahora se hace presente.
Camps (1976), indica que este lenguaje va acompañado de sentimientos, creencias y prácticas tratando de imponer los contenidos del mismo en la interlocución de todos tratando de dar una normalidad presente en la vida cotidiana que es extraño a la realidad11.
Los grupos religiosos toman importancia, los fanatismos y fundamentalismos regresan respecto a lo que son las nuevas definiciones del mundo (del deber ser religiosos),
8 Stiglitz, explica la corrupción en el aparato estatal producido por la relación del control del Estado y la empresa creada a través de lo que denomina la búsqueda de rentas. Elemento de flexibilización de reglas para la maximización de ganancias con estrategias no productivas.
9 Para cada clase las exigencias del modelo lleva a que los individuos persigan constantemente situaciones, consumos y emociones de todo tipo, esto en términos sociológicos Bourdieu (2002), lo denomina enclasamientos
10 Plantea el debilitamiento de lo que denomina autoridad de la razón tecnocientítica, o del conocimiento científico técnico como resultado del fracaso de la modernidad. En otras palabras el cambio del pensamiento positivos por el regreso del religioso.
11 Recordemos, que este fenómeno lingüístico hemos advertido ocurre en la evolución misma del ser humano como condición para la preminencia de lo mágico religioso en la primera etapa de la humanidad
pero ahora sumado con el sentimiento de nación, y la comunidad imaginada. Una comunidad imaginada sobre el espacio territorial, tradiciones, costumbres; es decir un nacionalismo cultural y cívico, se entremezclan con dogmas de religiones y con visiones mágicas.
Los grupos religiosos, utilizan el lenguaje religioso, denuncian lo que entienden son las causas de la afectación o crisis de los individuos, sus crisis y sus emociones; generan explicaciones sobre la base de lo religioso y los sentimientos nacionalistas, establecen la amenaza al dogma y la nación, denuncian la perversidad de las actuaciones del mundo y de los comportamientos que afectan la fe y la nación; logrando movilizar masas y generar la necesidad de acceder a los espacios de la estructura del sistema político (Weber,200) .
Waterlot (2008)12, citando a Rousseau indica la importancia que tuvo la religión para el desarrollo de la política en las primeras etapas de la humanidad, lo que hoy, la latencia de la religión retorna para conquistar los espacios políticos actuales, a través de ese lenguaje religioso, con las organizaciones eclesiásticas tomando posiciones políticas cada vez más preponderantes.
Pero esta nueva toma de las estructuras, empieza por la respuesta a lo que estos grupos entienden es, la amenaza a dogmas de fe y dogmas nacionales, pasa por el acceso político pero fortalece su presencia en cada uno de los espacios de vida. Empezando por el reconocimiento en muchas constituciones política de religiones oficiales y sus prácticas sistema educativo (Dworkin, 2014), medios de comunicación, imagines y símbolos religiosos en oficinas públicas, instituciones universitarias. Desde ahí paulatinamente va germinando este nuevo proceso y se retroalimenta desde los individuos, grupos y estructuras de manera constante pero con un contenido excluyente sobre poblaciones que son consideradas distintas.
El domino de los espacios políticos y sobre la base de la mayoría, convierte a la democracia en fundamentalista, en la medida que las mayorías con un pensamiento religioso y nacionalista excluyente de lo diferente se torna fundamentalista. Con un contenido, desde nuestro entendimiento, de un nuevo fascismo social (de Sousa Santos, 2014), un fascismo religioso y nacionalista, donde la sociedad experimenta una regresión, pero con una plataforma tecnológica y científica que facilita el discurso. Pues todos los conocimientos parecen someterse a esta nueva visión sacralizada de la sociedad.
La Neosacralización de la sociedad es una amenaza contra la búsqueda de igualdad, equidad, inclusión y desarrollo. Con una visión ética sobre la base de derechos humanos. Lo religioso no desaparecerá, pero debe permanecer en los espacios de lo privado, pues lo público es diverso y esa es la base de la riqueza de las naciones y el elemento fundamental para imaginar nuevas sociedades.
La instalación de pensamiento crítico en el sistema, el respeto a los derechos humanos, la participación política son las bases de democracias inclusivas y un futuro mejor, con respeto a la diversidad desde todos los puntos de vista.
12 Waterlot, analiza el Contrato Social, destacando la importancia de la separación entre Política y Religión, explica el desarrollo del sistema político con la denominada Religión Civil.
Anderson, B. (2013). Comunidades imaginadas: Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo. México: Fondo de Cultura Económica.
Blanco Araujo, A. (2015). Religación desde la América profunda. Buenos Aires: Ediciones del Signo.
Camps, V. (1976). Pragmática del lenguaje y filosofía analítica. Barcelona: Ediciones Península.
Cebrián, J. L. (2003). Fundamentalismo democrático. Madrid: Santillana Ediciones. Comte, A. (1980). Discurso sobre el espíritu positivo. Madrid: Alianza Editorial.
De Santos Sousa, B. (2014). Democracia al borde del caos: Ensayo contra la autoflagelación. Bogotá: Siglo XXI Editores.
Durkheim, E. (2000). Las formas elementales de la vida religiosa. México, Ediciones Colofón.
Dworkin, R. (2014). Religión sin Dios. México: Fondo de Cultura Económica.
Eliade, M. (2017). Historia de las creencias y las ideas religiosas. Barcelona: Paidós Orientalia.
Engels, F. (2010). El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre. México: Panamericana Editorial.
Frazer, J. G. (2011). La rama dorada: Magia y religión. México: Fondo de Cultura Económica.
Hauser, A. (2016). Historia social de la literatura y el arte I. España: De Bolsillo.
Robinson, J. (2012). Wittgenstein: Sobre el lenguaje. Estudios, 10(102). 7-32. Recuperado de http://eltalondeaquiles.pucp.edu.pe/wp-content/uploads/2017/03/wittgenstein-sobre-el- lenguaje-robinson.pdf
Stiglitz, J. (2012). El precio de la desigualdad. México: Taurus.
Todorov, T. (2007). Nosotros y los otros: Reflexiones sobre la diversidad humana. México: Siglo XXI Editores.
Wallerstein, I. (2000). Sistema mundo y mundo sistémico. Panamá: IDEN, Universidad de Panamá.
Waterlot, G. (2008). Rousseau, religión y política. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
Weber, M. (2000). Sociología de la religión. México: Ediciones Colofón.