THEOTONIO DOS SANTOS Y LA IMPORTANCIA DEL

PENSAMIENTO CRÍTICO

 

Nildo Ouriques

 

Profesor del Departamento de Economía y Relaciones Internacionales y presidente del Instituto de Estudios Latinoamericanos (IELA) de la

Universidad Federal de Santa Catarina, Brasil.

 

(Traducción: Juvenal Eduardo Torres Domínguez, equipo del CIFHU)

Conocí a Theo cuando yo era presidente del centro académico libre de economía (CALE) en la UFSC. Tal vez en 1980 o 1981, no recuerdo con precisión. La transición de la dictadura al sistema electoral democrático burgués llevó a la mayoría de los intelectuales reconocidos al apoyo de la llamada “transición democrática”, es decir, transición sin elecciones directas, encubriendo no sólo los crímenes de la dictadura, sino asegurando la continuidad de la política económica, especialmente el suculento negocio de la deuda externa de contratación privada y estatizada por el último general presidente.

Theo, Vania Bambirra y Ruy Mauro Marini también asumieron la crítica a la izquierda. Es importante decir que para las nuevas generaciones que Theotonio dos Santos era un ilustre desconocido, pues la masa estudiantil nada sabían sobre él; yo sabía de su existencia e importancia porque empecé mi militancia ligada a las figuras remanentes de la POLOP (Organización Revolucionara Marxista – Política Obrera), más precisamente en el MEP (Movimiento de Emancipación del Proletariado). Por lo tanto, en mi generación, yo era la excepción incluso considerando que en 1982-85 la dictadura militar ya no encarcelaba o desaparecía a alguien en el movimiento estudiantil.

Y claro: Theo no frecuentaba la USP ni UNICAMP, las dos instituciones que gozaron de amplio apoyo oficial y mediático. Tampoco había sido miembro del Centro Brasileño de Análisis y Planificación (CEBRAP), entidad financiada con los dólares estadounidenses bajo la batuta de la Fundación Fernando H. Cardoso (FHC) que rendía audiencia y consagraba reputación y autoridad académica dentro de las universidades.

Curiosa situación: mientras era muy prestigioso en todos los países latinoamericanos era también - en la misma medida - ignorado en su propio país. El prestigio intelectual y político adquirido en largos años de exilio estaba amparado en una vasta obra teórica en el interior del debate acerca de la dependencia latinoamericana y los caminos de la revolución socialista. En perspectiva, dos de ellas son decisivas: Socialismo o fascismo. El nuevo carácter de la dependencia y el dilema latinoamericano, lanzado en Chile en abril de 1972 y México en octubre de 1977, que cuenta con pequeñas e importantes actualizaciones. Este volumen será lanzado este año en portugués por la Coleção Pátria Grande, de la Biblioteca del pensamiento crítico latinoamericano, del IELA-UFSC.

El segundo libro importante es Imperialismo y dependencia el cual no está traducido al portugués, cuya primera edición es de 1978 en el que las cuestiones teóricas e históricas están muy bien sustentadas y soportaron al tiempo. Estos dos volúmenes condensan un programa de investigación que podría ser resumido en el tema “dependencia y revolución”. Creo que también debe ser incluido en esta línea Democracia y socialismo en el capitalismo dependiente (1991), reunión de ensayos sobre distintos temas en un claro intento de enfrentar la apología de la democracia liberal dominante antes y después de las elecciones de 1989.

Sin embargo, estos libros no agotan el interés intelectual de la vasta obra de Theotonio porque más tarde, en la década de los ochenta, Theo invirtió profundamente en la reflexión sobre la revolución científico-técnica que el marxismo europeo había producido a partir de la importante contribución de Radovan Richta y, su grupo en Checoslovaquia. Es importante registrar que tanto Revolución científico-técnica y capitalismo contemporáneo, como Acumulación de capital y revolución científica técnica constituyen un intento bien logrado de articular el movimiento del capital y la tecnología como fundamento del análisis del capitalismo contemporáneo.

Es obvio que esta línea de investigación versaba también sobre la dependencia una vez que los efectos de la revolución científico-técnica sobre la periferia capitalista serían -como ahora podemos observar sin mucho esfuerzo-profundos. En este enfoque, lo mejor de la tradición crítica de la teoría marxista de la dependencia aparece bien articulado con la teoría de la Revolución Científica- Técnica (RCT) desarrollada en los países socialistas como imperativo para superar las limitaciones productivas y políticas en el interior del socialismo del Este europeo.

Creo que esta primera etapa de su obra es inmensamente importante y seguirá siendo vital por muchos años, pues es profunda reflexión sobre el imperialismo, la dependencia y los caminos de la revolución en América Latina. En Brasil el concepto de imperialismo fue casi prohibido o

 

banalizado por los partidos políticos con alcance electoral y, aún peor, también prácticamente ignorado por los sindicatos -incluso aquellos considerados combatientes- la obra de Theotonio seguirá actual.

Sin embargo, a diferencia de los estudios publicados en los últimos quince años, todos orientados por un humanismo generoso, ciertamente contrarios a la tendencia liberal que asoló el mundo, exhibiendo aún moléculas del antiguo programa de investigación basado en la tematización de la dependencia y del imperialismo, pero ya orientados por estudios de lo que conocemos como “sistema-mundo”, no resistieron al tiempo. Las tentativas de conciliar la teoría marxista de la dependencia con el enfoque del “sistema- mundo” no fueron exitosas. Ahora bien, un programa de investigación es siempre una elección política. En cualquier época es una elección política con implicaciones teóricas y no al contrario - una elección teórica con implicaciones políticas - como con frecuencia se pretende establecer.

En las últimas décadas la ofensiva del capital contra los intereses de los trabajadores es, de hecho, fuerte y la respuesta de las clases subalternas no fue nada despreciable. En América Latina, podemos afirmar que existió durante casi una década un fuerte movimiento de masas, la emergencia de gobiernos nacionalistas y/o reformistas de importancia y, no menos decisivo, la erupción de nueva correlación de fuerzas que demandaban un radicalismo político y un fuerte cambio de orientación hacia la intelectualidad crítica.

En esta nueva correlación de fuerzas, el intelectual radical, aquel com- prometido con la revolución social o aún con el reformismo, no estaban aislados socialmente; por el contrario, la emergencia de este movimiento de masas exigía de los intelectuales respuestas que los programas de inves- tigación orientados por la estabilización económica, la tradicional moderni- zación impulsada desde fuera hacia adentro y pactos políticos que garanti- zaban la paz social para las clases dominantes, ya no podían ofrecer.

En la perspectiva histórica, es en esta coyuntura que Theotonio subalterniza los estudios que hicieron notable su producción intelectual en la década de los sesenta y setenta y asumió la idea de que las teorías del “world-system” complementaban la teoría de la dependencia y, especialmente, la teoría marxista de la dependencia. El libro sobre el balance de la teoría de la dependencia (Teoría de la dependencia. Balance y perspectivas) evidencia un grave retroceso teórico y político y, en consecuencia, representa precisamente una declaración de ruptura con el antiguo programa de investigación que lo hizo conocido en el mundo.

 

No sería la primera vez que Theo daba demostración de honestidad inte- lectual en un país marcado por la sumisión y la deshonestidad académica, pues cuando asumió el Partido Democrático Laborista (PDT) y la herencia laboral, él publicó O caminho brasileiro para o socialismo, libro que marcó la primera ruptura con la revolución socialista en los términos de su elaboración en los sesenta y setenta. Las condiciones impuestas por la tran- sición controlada por la Federación de Industrias del Estado de São Paulo (FIESP) y la Embajada de Washington crearon una democracia restringida en la que Leonel Brizola figuraba como especie de “eslabón perdido” de la época en que las fuerzas del nacional-reformismo estaban en la ofensiva contra la clase dominante, dinámica encerrada con el golpe de abril de 1964.

De hecho, Brizola, entonces gobernador en Río de Janeiro, enfrentó a la izquierda y a su manera la estrategia de la transición democrática que implicaba la esterilización de la lucha por la democracia en el país. En la misma medida, el antiguo Laborismo sería superado por el “sindicalismo combativo” emergente en el ABCD bajo mando de Lula y sin ningún reconocimiento de la importancia del gobierno de João Goulart y del nacionalismo reformista de la tradición laboral. Lula sólo reconoció retóricamente la importancia de Vargas, João y Brizola cuando amenazado por la derecha en la época del “mensalão1” con la posibilidad de destitución.

En síntesis, la reflexión crítica sobre el imperialismo y la dependencia de los años sesenta y setenta del siglo pasado cede espacio para los escritos sobre la hegemonía y la emergencia de una (nueva) civilización planetaria que marcan sus escritos en este siglo.

Las indicaciones arriba no desmeritan la obra de Theotonio dos Santos; por el contrario, todo lo que seguramente no aprobaría sería el registro lauda- torio de su labor teórica y su práctica política. Las opciones teóricas que todos asumimos están marcadas por la lucha de clases y Theo trabó con las armas que disponía el combate contra el “neoliberalismo”. El dominio aca- démico sobre los intelectuales no es una fuerza despreciable y, a diferencia de otros países latinoamericanos, nuestras “cabezas pensantes” son casi exclusivamente de extracción universitaria.

Ahora, en los últimos años el aislamiento social de las universidades fue llevado a las últimas consecuencias -como demuestra la publicación de artículos y el patrón de productividad dominante en la enseñanza superior- hecho que no sólo torno la vida intelectual más miserable, sino que ha

 

1 Escándalo de corrupción política, por la compra de votos en el Parlamento Brasileño.Ocurrido durante el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva en los años 2005-2006

 

influido de manera directa a sindicatos y, partidos de izquierda. En estos, el desprecio por la teoría es marca dominante y resultado necesario del domi- nio petista por más de una década. La nota sonora entre los trabajadores era

-y aún permanece- el combate contra el neoliberalismo y el sentido de “ser izquierda” estaba confinado a la lucha por la justicia social.

En fin, tanto la dependencia y el subdesarrollo desaparecieron del horizonte teórico y político de los trabajadores y sus organizaciones, emergiendo en las filas de la izquierda una cínica digestión moral de la pobreza cuya fun- ción era ensayar ciudadanía con los explotados y oprimidos por medio de políticas públicas destinadas a mitigar efectos ciertamente tan perversos como necesarios de la super-explotación de la fuerza de trabajo.

Por lo tanto, la larga evolución teórica y política de Theo debe ser com- prendida en este contexto, no como un drama individual, sino, al contrario, como condicionamientos sociales a los que estamos todos sometidos ahora que él no está más entre nosotros. Yo sé de la angustia paciente que Theo- tonio guardó durante años observando la derrota intelectual y política que su generación sufrió con el golpe de 1964. Un exilado en la propia patria es referencia adecuada para expresar aquella condición que él, Ruy Mauro Marini, Vania Bambirra, Alberto Guerreiro Ramos, José Leite Lopes y tan- tos otros soportaron durante años, no más en un régimen militar, sino preci- samente en las condiciones de un país democrático.

No me engaño: sólo la hegemonía liberal -de izquierda y derecha- podría suponer y aceptar los términos del debate en las ciencias sociales durante las últimas décadas. En este contexto, retomar el debate sobre la depen- dencia y el subdesarrollo y, más importante, sobre la Revolución Brasileña, nunca fue tarea fácil, pues implica en navegar contra la marea y asumir las virtudes de la soledad inevitable.

Sin embargo, imposible ocultar que Theotonio observó con alegría, satisfacción y, me a arriesgo decir, una pequeña punta de revancha en la retomada de aquel programa de investigación que orientó la parte más importante de su obra cuando las nuevas generaciones, en el impulso que nacía precisamente de la profundización de la dependencia y el subdesarrollo producido por gobiernos tucanos o petistas, retomaron con fuerza la antigua senda crítica, no solamente orientada por el reconocimiento, sino sobre todo destinada a la ampliación de los estudios sobre la teoría marxista de la dependencia como camino para fortalecer la crítica y dar vitalidad a las ciencias sociales en Brasil.

Brasil vive una crisis sin precedentes. Las clases dominantes no poseen medios para “renovar la democracia” y mejorar el sistema político en los

 

límites del orden burgués; tampoco tienen un programa económico capaz de enfrentar la fuerza de la ley del valor a escala mundial, por lo que sólo simulan lágrimas de cocodrilo ante su marginalidad creciente en el terreno comercial, industrial, financiero y científico-técnico. En consecuencia, todas las fracciones burguesas actúan en la dirección de asaltar el estado con más fuerza y declarar una guerra de clases contra los trabajadores.

La política burguesa exhibe ahora con claridad y sin vacilación su carácter de clase, eliminando así todas las ilusiones de redimir millones de la pobreza, la explotación y la violencia en la lucha en el interior del estado burgués. La dependencia y el subdesarrollo se profundizan de manera jamás observada y el desarrollismo (viejo o nuevo) no pasa de ideología destinada a paralizar la comunidad de víctimas que cada día aumenta ante nuestros ojos. Es, en el lenguaje corriente, el fin de la época de los pactos entre las clases sociales. Optimista incorregible, Theotonio no desistiría: sólo puedo imaginarlo afirmando que el período abre nuevas posibilidades de alianzas internacionales y exigen amplitud en la lucha en el interior de los estados nacionales. No compartiría esta concepción, pero ciertamente estaríamos, en este caso, golpeando juntos y eventualmente marchando separados.

Y claro, contra sus argumentos, siempre presentados con infinita paciencia y de manera exhaustiva, yo no dejaría jamás de recordar algunas lecciones y contribuciones teóricas que él mismo nos enseñó en su vasta obra. También ahora, en esta conversación imaginaria, estoy seguro que podría contar siempre con la generosidad que él siempre exhibió en la recepción de la crítica política y teórica de las nuevas generaciones.