Cátedra, (16), pp. 39-55, agosto, 2019. ISSN 2415-2358

 LOS FELINOS DIJERON “¿QUÉ HAREMOS?”. SOBRE LA ELECCIÓN EN LA

FILOSOFÍA ANTIGUA MALECU

 

Andrés Solano-Fallas Universidad Estatal a Distancia, Escuela de Ciencias de la Educación

Costa Rica sadsunsea@gmail.com

 

Resumen:

 

Se estudia el tema de la elección en la filosofía antigua malecu, a través de la figura del felino, centrándose en el análisis de tres fases de la elección y sus características: Fase inicial (conocimiento y voluntad), Fase de profundización (objeto, intencionalidad, y circunstancias), Fase previsora (sopeso de posibles consecuencias). El Texto X de Pláticas sobre Felinos se selecciona, debido a que presenta dos situaciones que dan paso a dos actos electivos distintos: matar al gran felino, y obedecer al Dios de la cabecera del río Nharíne, ambos enmarcados bajo la amenaza de un mismo evento, el cataclismo que transformará la tierra. En la primera situación acaecen las tres fases, mientras que en la segunda situación solamente la primera.

 

Palabras claves:

 

Filosofía Malecu, Felinos, Elección, Conocimiento, Voluntad, Objeto, Intencionalidad, Circunstancias, Consecuencias.

 

Abstract:

 

This paper studies the topic concerning the Choice in the ancient malecu philosophy, throughout the figure of the feline. It centers on the analysis of the three phases of the Choice and its characteristics: Initial Phase (knowledge and will), Deepening Phase (object, intentionality, and circumstances), and Foresight Phase (balance of possible consequences). Text XI of Pláticas sobre Felinos (Talks about Felines) was selected, because it presents two situations that gives way to two distinct choosing acts: to kill the big feline, and to obey the God of the Nharíne river Headwaters. Both of them are embraced under the threat of the same event, a cataclysm that will transform the earth. On the first situation, the three phases occurred, meanwhile on the second one only the first phase.

 

Keywords:

 

Malecu Philosophy, Felines, Choice, Knowledge, Will, Objet, Intentionality, Circumstances, Consequences.

 

Introducción

 

Los malecu son un grupo indígena costarricense, perteneciente a la familia chibcha. Su nombre significa “nuestra gente” (ma-, nuestro/a; lecu, gente/persona). Habitan el territorio Malecu; denominado por la oficialidad estatal costarricense como “Reserva Indígena de los Guatusos”, a partir de su creación en 1976. Se ubica en el norte del país, en el cantón de Guatuso de la provincia de Alajuela. El territorio Malecu, de 2994 hectáreas, es un remanente de lo que alguna vez fue su territorio histórico, que posiblemente alcanzó las 1100 hectáreas (a mediados del siglo XIX), coincidiendo en gran parte con el área de la cuenca del Río Frío (Castillo, 2005a y 2005b). Actualmente existen tres palenques o comunidades: El Sol, Margarita y Tonjibe. De acuerdo al Censo 2011 (INEC, 2013), en el territorio habitan aproximadamente 500 malecus, junto con unas 900 personas no indígenas. Si bien conservan su idioma, no toda la población es bilingüe; además, existe variantes entre cada palenque. No obstante, se halla en un estado de decrecimiento, ya que “se encuentran adultos con una competencia únicamente receptiva en malecu o con una competencia activa reducida, niños y jóvenes con diferentes grados de competencia pasiva y productiva y ya no sobreviven sujetos monolingües en malecu” (Sánchez-Avendaño, 2011, p.88).

 

Señalado lo anterior, el objetivo de este artículo es indagar en un aspecto de vital importancia en la filosofía antigua malecu, a saber, la elección. En otros artículos me he referido a este tema, visto de una manera general, desde la figura de los seres humanos (Solano-Fallas, 2016), o bien, desde la figura de “los malos” del imaginario malecu, entiéndase, los ogros (Solano-Fallas, 2018). En esta ocasión, me enfoco en la figura de los felinos para abordar este tema, debido a la impronta que tuvo el felino en la cultura antigua malecu, por ende, en su filosofía4. Los felinos aparecen en distintas narraciones, no obstante, existe un ciclo narrativo que tiene por protagonista a los felinos, el cual fue editado en versión bilingüe (malecu/español) por Adolfo Constenla-Umaña (2011), Pláticas sobre Felinos. Para este artículo, se toma como texto principal el número X de estas pláticas o ciclos. Cuando se mencionen otros textos del mismo ciclo, o bien de otros, se efectúa el respectivo señalamiento.

 

El aporte principal del artículo consiste en mostrar, no solamente la relevancia que tiene el tema de la elección, sino también en vislumbrar cómo en la figura del felino se proyectan, de algún modo u otro, las principales características del acto electivo, ubicadas

 

 

Sobre los felinos, puede verse otro texto de mi persona, en coautoría con Herrera-Valenciano (2017), en el que se explora las implicaciones filosóficas que tiene la muerte, simbolizada en la figura del felino: “Felinos en los malecus: simbolización de la muerte como aliciente moral”.

en fases . Estas características son las siguientes: conocimiento y voluntad; objeto, intencionalidad, y circunstancias; por último, sopeso de posibles consecuencias. Según mi criterio, estas características son catalogables en fases: las primeras dos están en una fase inicial; la tercera, cuarta y quinta, en una fase de profundización; y la última en una fase previsora6.

Cabe aclarar que esta filosofía indígena, sigue un modo propio de hacer la presentación, como el abordaje, de las fases y características, distinto al que se podría encontrar en la Ética a Nicómaco de Aristóteles. Por ejemplo, en algunos filósofos griegos, como el mismo Aristóteles, disertar sobre la elección consistía en hacerlo de una manera relativamente sistematizada y con cierta abstracción de la cotidianidad, en la filosofía

 

 

El interés personal por analizar el contenido filosófico de la elección, exclusivamente, en este texto, se debe a que en la nota #5 en Solano-Fallas y Herrera-Valenciano (2017), se había indicado que el texto XI presentaba una variante en la trama narrativa en relación a los demás textos. Mientras los demás textos indican que el Dios principal, Nharíne, les ordenó a todos los felinos no dañar a los humanos, después de que asolaron la selva por un tiempo (indefinido), el texto XI introducía el escenario de la elección en un grupo de felinos. Si bien se podría argüir que efectivamente hubo un acto de razonamiento para elegir seguir la orden, aun bajo la presión de un potencial castigo, dichos textos no se centran en ello. En cambio, el texto XI si lo hace. No obstante, en la nota #5 se comenta que en el momento en que se estudiaron las demás pláticas (año s 2013-2014), la variante del texto XI, por la cual no se ataca a los humanos, apuntaba hacia la existencia de un tema afin a la deliberación, que en ese momento no pudimos puntualizar. Considero que ahora (finales del 2016, inicios del 2017), he podido delimitarlo, siendo las fases y las características de la elección.

6 Para la elaboración de esta propuesta, tomo como base referencial principal, la obra de Marlasca-López (2004); en menor medida, el artículo de Lincoln y Holmes (2011). En la primera, se brinda una serie de conceptos, que considero, son éticamente importantes tener en cuenta en el momento de reflexionar sobre la elección. Cabe aclarar que, si bien me valgo de conceptos explicados por Marlasca-López, la ubicación de los mismos en modo alguno corresponde como aparecen en su obra, ni mucho menos aparecen en fases, ya que el tema de la elección, a pesar de estar presente, no es el primordial; principalmente, porque se trata de una obra de carácter introductorio a la ética, como el mismo título lo indica. En todo caso, los apuntamientos y comentarios que realiza del acto moral, me resultaron sugerentes para comprender la elección.

En cuanto al artículo de Lincoln y Holmes, es interesante, debido a que presenta una síntesis del modelo de James Rest y del modelo de Thomas Jones. Rest propuso que existen tres componentes {moral awareness, moral judgment, y moral intention), mientras que Jones formuló cinco componentes de intensidad moral

{moral intensity) {social consensus, magnitude of consequences, temporal immediacy, proximity y probability of effect). Lincoln y Holmes realizan una síntesis de los modelos, ubicándolos en pasos, en la que los tres componentes de Rest influencian, a la vez que se ven influenciados, por los componentes de Jones, lo cual muestra que la toma de decisión no corresponde a un asunto rígido, sino complejo, en el que entran en juego estos componentes. Los conceptos (y su contenido teórico) que utilizan Lincoln y Holmes concuerdan, en cierta manera, con los que expone Marlasca-López, aunque esto no quiere decir que se corresponden paralelamente.

Por otra parte, la ubicación de los mismos en las tres fases indicadas, responde a una reflexión propia, en la que se busca demarcar tres grandes momentos, que de algún modo reflejan lo que considero que el texto malecu entraña. La particularidad que posee esta propuesta, es que no pretende abarcar todos los elementos que puedan influir en la toma de decisión, sino aquellos que, por un lado, son mínimos a cualquier decisión, por otro lado, que se encuentran en el texto malecu. Por ejemplo, en las tres fases podría incluirse un componente neurológico que, para una propuesta centrada en la elección misma —como más o menos se puede ver en Lincoln y Holmes— sería relevante, por las implicaciones que podría tener en la voluntad o en el acceso de conocimiento. Empero, esto sería demandarle al texto XI más de lo que propone y del contexto en el que surgió. Por ello, he limitado esta propuesta a lo que considero los elementos principales. No niego que un análisis posterior en la teoría de la elección pueda incluir otros elementos que lleguen a considerarse capitales, pero por el momento, me mantengo dentro del marco que presenta y proyecta la figura del felino en texto XI.

malecu se tiene la riqueza de la narración en la que se une, de modo intrínseco, la estimulación racional y el entorno vivencial.

 

En lo que concierne a la citación para el texto XI —como para otros editados por Constenla-Umaña—, no se sigue el fomato APA, sino la manera en que Constenla Umaña editó los textos malecus. Cada texto está enumerado con números romanos, y las líneas con números arábigos, dado que permite una mayor facilidad de localización del pasaje. Por ejemplo, X, 7-10, remite al texto número once, líneas 7 a la 10.

 

Por otra parte, en varias ocasiones se menciona al Dios jefe del panteón malecu, cuyo sobrenombre es “El de la Cabecera del (río) Nharíne”. Los Dioses no eran referidos por su nombre propio —su enunciación estaba vedada, salvo ciertos casos—, sino por el lugar en el que habitaban, que usualmente era la cabecera de un río. Dado que sería tedioso hacer referencia al sobrenombre completo, en este trabajo se le abrevia simplemente como Nharíne.

 

Antes de abordar el tema, se brinda un “contexto” y “resumen”. El primero, de manera muy breve, ubica al lector en la trama narrativa. Si bien, el texto X es parte de un ciclo coherente en sí mismo, a su vez, dicho ciclo depende en ciertos momentos de otros, principalmente, de los ciclos que se refieren al origen y destrucción de la primera humanidad, para dotar de mayor sentido a lo que está sucediendo. El segundo, por su parte, consiste en un resumen del texto XI, en primer lugar, porque la reproducción del mismo sería algo larga; en segundo lugar, porque estoy consciente de que este artículo aborda una filosofía que ha sido, prácticamente, desconocida en el mundo filosófico académico.

 

Posterior al contexto y al resumen, se da inicio con el tema del artículo, mediante una exposición de la importancia de la elección, de sus fases y características. Dado que la trama narrativa del texto X presenta dos situaciones en la que se hacen dos elecciones distintas, se escoge la primera elección que realizan los felinos, para explicar con detalle las tres fases y sus respectivas características, debido a que es en esta, en la que se presentan las mismas. Después se aborda la segunda elección, en la que solo acaece la primera fase; no dejando de ser menos importante.

 

Contexto

 

La trama narrativa del texto XI se ubica en el tiempo de la primera humanidad, la cual acaece previo al laca majifiyica (transformación de la tierra), es decir, antes de que los Dioses enviasen el gran cataclismo que acabó con toda la humanidad, debido a sus actuaciones perversas, lujuriosas, homosexuales 7, e incestuosas (ver Constenla-Umaña, 1993; 2003 [Texto I]). Este castigo está dirigido a los humanos, por cuanto que ellos, por su propia voluntad, propiciaron que los Dioses decidieran ponerle fin a la existencia humana; mientras que todos los demás seres vivos son daños colaterales, por motivo de que el

 

 

 

7 Desde un marco general de derechos humanos, la noción que aparece de la homosexualidad en la cultura malecu antigua, es inaceptable. No solo por negar el derecho de ejercer libremente la orientación sexual de cada persona, sino también, porque la cataloga a la par de actos “perversos” e “inmorales”, lo que conduce a su censura, como a la eventual muerte de la persona.

método para acabar con la humanidad, es mediante una inundación y otros eventos . Si bien los felinos, así como otros seres, no fueron el detonante para que los Dioses tomaran tal decisión, el método de aniquilamiento no permitía la selectividad para salvar a unos, matar a otros.

 

En el contexto de los demás textos de Pláticas sobre felinos, como en XI, el Dios principal, Nharíne, había solicitado exhortativamente —en algún momento no definido— a todos los felinos no dañar a los humanos, ya que estos asolaban constantemente las selvas (II, 38; VII, 7-10; VIII, 57; IX, 75-76); haciéndoles tomar consciencia de sus actos, y de la reacción que pudiesen tener los humanos contra ellos por dañarlos, lo que podría ocasionarles un daño físico o letal por parte de los humanos. Esta preocupación, por parte de los Dioses, en aras del bienestar de los felinos, se debe a que estos no eran seres inferiores en la naturaleza, sino que gozaban de igual status de importancia que los humanos, ya que estos últimos no eran los únicos que compartían la predilección de los Dioses.

 

Resumen

 

Según el texto X, los felinos9 tienen conocimiento del eminente cataclismo que está por acontecer, no obstante, existe un gran felino dando órdenes, a sus congéneres, de matar a los humanos. El texto no sugiere que se inmiscuya a todos los felinos, sino, por lo menos, a un grupo sobre el cual tiene dominio el gran felino. En todo caso, los felinos de este grupo se reúnen en secreto para decidir si matan o no al gran felino, ya que, si ellos siguen sus órdenes, implicaría ir contra la solicitud de los Dioses. De acuerdo al texto, el problema no yace solo en morir a causa del cataclismo, sino que el asunto radica en que los Dioses planean crear una segunda humanidad —la actual—, junto con la flora y fauna antes existente, pero si los felinos deciden matar humanos, la especie felina, o por lo menos, la de este grupo, no será creada nuevamente. Nharíne se les aparece, diciéndoles que no maten al gran felino, debido a que morirá por vejez —lo que efectivamente ocurrió, dejando hijos—; posteriormente, llegan dos felinos visitantes, pidiéndoles que no se conduzcan mal, es decir, que no incumplan con lo que les solicitó Nharíne. Al parecer, todos llegan a morir antes de que acaeciese el gran cataclismo, quedando solamente dos, que concluyen que no se conducirán mal, de lo contrario serán sujetos directos del castigo que está planeado para los humanos.

 

 

8 En algunos textos, se menciona únicamente la inundación, por ejemplo, en XI, 57 de Pláticas sobre felinos (Constenla-Umaña, 2011). En otros, aparecen dos eventos, como es el caso del texto I de “Dos textos guatusos sobre los profetas del cataclismo” (Constenla-Umaña, 2003), en el que acaece una oscuridad —en la que la luna, el sol y las estrellas se veían rojas como la sangre— (I, 158-165), seguida de la inundación (I, 68; 166-169). Por su parte, en VII, 926-954 del Laca Majifiyica/Transformación de la Tierra (Constenla-Umaña, 1993), se incluye una oscuridad —que no permite ver ni el sol ni las estrellas—, seguida de fuertes vientos, luego temblores, hasta finalmente darse la inundación.

9 En la versión en malecu, el término que se utiliza para designar al felino es tafá (felino). El traductor, Constenla-Umaña, señala que, si bien no se menciona algún tipo de felino en específico, por conocimiento cultural se sabe de cuál se trata. En el caso de este texto, los tipos de felinos serían los tigres o jaguares, cuyo término que los designa es yari. El traductor comenta que optó “por usar la palabra tigre para que el lector no se imagine que la situación inmiscuía a toda clase de felino” (Constenla-Umaña, 2011, p.99, nota #1). No obstante, en vez de utilizar “tigre” prefiero remitirine al término que se utiliza en la versión malecu.

Fases y características de la elección

 

La elección es un tema de radical importancia en el actuar humano, dado que permite que el ser humano pueda autoproducirse, desenvolviendo varias potencialidades-habilidades, así como desarrollar distintos grados de tipos de inteligencia que entrañe el sujeto humano. En una terminología clásica del idealismo alemán, podría decirse que la elección permite que el ser humano, pueda sobrepasar, hasta cierto punto, su naturalidad intrínseca, es decir, no verse sometido únicamente a sus componentes biológicos; pero tampoco caer en un determinismo social. La elección es el vehículo por el cual el ser humano se construye a sí mismo, tanto en un plano individual como social, co-produciendo entre sí, las condiciones de su existencia, tomando en consideración sus limitantes y potencialidades biológicas. Esto conduce a que la elección presupone, por lo menos, cierto grado de libertad, entendiéndola como “una cualidad de la voluntad humana por la que, puestas todas las condiciones para la acción, puede actuar o no” (Marlasca-López, 2004:78).

 

Considero que existen, por lo menos, tres fases en la elección, que se encuentran presentes en el texto XI. La primera fase es la inicial, consistente de dos características, conocimiento y voluntad, que en grandes rasgos podrían considerarse como el arranque mínimo necesario de cualquier elección. La segunda fase es de profundización, en la que el sujeto define su objeto, tiene clara su intencionalidad, y toma en consideración circunstancias diversas. A diferencia de la fase anterior, en esta se efectúa un razonamiento con detalle, requiriendo de una mayor reflexión. Finalmente, la tercera fase es la de previsión, en la que el sujeto trata de prever posibles consecuencias, tanto negativas o positivas, deseadas o no deseadas, de su elección.

 

    1. Primera elección: ¿Qué haremos? —Matar al gran felino

       

      La primera situación que presenta el texto XI, según se resumió previamente, es en la que los felinos eligen matar al gran felino, antes que Nharíne y los dos felinos visitantes se apareciesen. Aun cuando la elección que se toma en esta situación no llega a ejecutarse, es el escenario más importante de la narración, debido a que es la que contiene las tres fases de la elección. Por ello, en esta parte es dónde se explican, a la vez que se muestra, cómo están presentes en la filosofía malecu antigua.

       

      1. Fase inicial: conocimiento y voluntad

         

        Esta primera fase es, quizá, la más importante de la elección, por cuanto que supone la existencia de dos características mínimas para poder elegir, por ende, que el sujeto humano se emprenda como un ser con cierto grado de libertad. De acuerdo a Marlasca-López (2004, p.66), cualquier acto moral humano “implica conocimiento y voluntariedad de lo que se hace. Estas dos condiciones deben darse simultáneamente. Si falta una de ellas —sea conocimiento, sea voluntad— no se da propiamente un acto humano”. Sobra indicar que la actuación moral requiere que, previamente, se haya realizado alguna elección; por consiguiente, al ser el conocimiento y la voluntad condiciones necesarias para el actuar moral, por extensión dichas condiciones son características mínimas que se presuponen en la elección.

        Ninguna elección puede darse sin tener conocimiento de lo que se desea, ni tampoco sin tener la voluntad de llevarlo o no a cabo. No puede elegirse lo que se desconoce, o bien, no se estaría eligiendo adecuadamente, si no se tiene claro qué es lo se quiere. Tampoco podría afirmarse que una persona es responsable de su elección, si la misma no depende de su capacidad desiderativa. Si ambas faltasen, realmente no se estaría efectuando una elección, ya que el sujeto humano estaría moviéndose pasiva y/o instintivamente. Es importante recalcar que esta fase es inicial, porque si bien puede tenerse conocimiento y voluntad en la elección, no necesariamente implica que se haya realizado una reflexión a profundidad. En esta fase, el sujeto tendría un conocimiento más o menos claro de lo que desea, estando condicionado por sí mismo a conseguirlo.

         

        En el texto X puede apreciarse como se encuentra presente esta fase inicial. Según se narra en la historia, existe por lo menos un grupo de felinos que requieren tomar una decisión, respecto a qué hacer con el gran felino que se la pasa ordenando matar a los humanos, e incluso comérselos (XI, 1-10). Los felinos están conscientes de que se avecina el gran cataclismo que borrara toda vida, pero sabiendo que los Dioses volverán a crear de nuevo a la raza felina, siempre y cuando no dañen a los humanos. Puede afirmarse que los felinos tienen claro lo que quieren: “No queremos... hacerles daño a las personas.../porque... por eso tampoco nosotros... escaparemos” (XI, 16-17), es decir, no ser castigados. Considero que el texto X es lúcido al establecer, mediante la figura del felino —en este caso, el grupo de felinos—, que en orden a efectuar una elección, debe tenerse, como mínimo, un conocimiento de lo que se desea, según se trasluce en la pregunta que se formulan mutuamente “¿Qué haremos?” (XI, 14, 20). Qué se hará con el gran felino que está poniendo en juego la existencia, en primera instancia física, debido a que los Dioses pueden castigarlos (textos II y III), o bien, ser objeto de alguna venganza por parte de los humanos (VIII, 61-62), o que estos los maten en legítima defensa (I, 46-47, 81); y en segunda instancia, en cuanto especie. Asimismo, esta pregunta expone la voluntad de la elección. En primer lugar, los felinos no quieren seguir en modo alguno las órdenes del gran felino y poner en riesgo sus vidas físicas, como la existencia de la especie; en segundo lugar, desean continuar co-existiendo en el mundo con los humanos de manera tranquila, debido a que no desean dañarlos.

         

        La pregunta “¿qué haremos?” es sintomática de la fase inicial, ya que muestra cómo se presupone el conocimiento y la voluntad. De ahí que, en modo alguno, resulte arbitraria la elección a la cual llegan los felinos, a saber, matar al gran felino: “Vigilémoslo,/ porque ya envejeció,/para ver si lo matamos” (XI, 21-23). La solución podría parecer, para el mundo racionalista de la filosofía, algo violenta, así como impulsiva. No obstante, el texto X, a través de su narración, evidencia que una elección debe hacerse con conocimiento y voluntad.

         

      2. Fase de profundización: objeto, intencionalidad, y circunstancias

         

        En vivencias cotidianas, especialmente en un mundo acelerado como el actual, existen momentos en que una elección se realiza, no pasando más allá de la fase inicial. Uno de los problemas del sujeto razonante, es que su entorno y ocupaciones, a veces, no le permiten pensar con detenimiento. Por tanto, una elección concienzuda requiere de una mayor

        reflexión, es decir, de pasar a la fase de profundización en la que el sujeto, teniendo conocimiento de lo que quiere y guiado por su voluntad, establece lo más puntualmente posible, el objeto de su actuar, teniendo clara su intención, tomando en consideración circunstancias que le ayuden a discernir.

         

        La primera característica de esta fase, consiste en definir, lo más puntualmente posible, lo que se quiere hacer, en aras de evitar cavilaciones o confusiones, reduciendo/eliminando en la medida de lo posible inseguridades o dudas. En esta fase, el sujeto cuenta con conocimiento y voluntad, no obstante, es imperioso que realice un proceso de refinamiento, que le brinde la mayor seguridad posible de aquello a lo cual se advocará. En el texto XI, el objeto es bastante manifiesto: matar al gran felino. Los felinos desean salvarse, así como no ser castigados, pero el único modo que encuentran para hacerlo, es aniquilando al más fuerte. La definición del objeto en el texto X es interesante, no por su carácter brutal, sino que muestra que los felinos todavía tenían dudas, cuando se enuncia la expresión dubitativa “Quién sabe... quién sabe... qué haremos” (XI, 20). Incluso, se propone vigilar al gran felino “para ver si lo matamos” (XI, 23). Nótese como en la narración implica que, en la elección, es importante tener bien definido el objeto. Los felinos desean preservarse, sin hacerse merecedores de puniciones, por lo que eligen matarlo, aun así, no están plenamente seguros de su objeto de actuación.

         

        La segunda característica, implica que la elección que se realice, ha de tomarse con plena conciencia de la finalidad que se busca, ya que “[e]s el motivo que le lleva a actuar” (Marlasca-López, 2004:73). La intencionalidad resulta transcendente, porque ayuda al sujeto a tener lucidez en lo que desea elegir, conllevando a un estado de mayor consciencia de su propia voluntad. En la primera fase, basta con que el sujeto estuviese en su capacidad desiderativa para efectuar un acto electivo. En esta fase, demanda esfuerzo, porque lo conduce a que no solamente establezca el objeto, sino que, de alguna manera, se sincere consigo mismo, al hacerse saber qué es lo que lo motiva l0. En el texto XI, considero que es manifiesta la intencionalidad de la elección de los felinos: el posible acto de matar al gran felino, no responde a un acto impulsivo y violento, sino que están movidos por el deseo de salvaguardarse a sí mismos, como a su propia especie, no permitiendo que la decisión de un solo individuo (el gran felino) perjudique al colectivo.

         

        La tercera característica puede ser la más agotadora, aunque no menos complicada que las anteriores. En el proceso reflexivo de la elección, si bien hay que definir el objeto y tener clara la intencionalidad, no son suficientes, debido a que hay que tomar en consideración el contexto o el entorno vivencial en el que se gesta, ya ninguna elección se da en un plano abstracto. De acuerdo a Marlasca-López (2004: 72), por “circunstancias” se

         

         

        Esté la persona consciente o no, cada elección se realiza desde uno o distintos marcos o teorías éticas. Aunque no se aborde, en este momento, la(s) teoría(s) ética(s) que hay de fondo en el acto electivo —dado que será objeto en otro artículo—, es importante señalar que las teorías éticas “son una explicación sobre el pensar y prácticas morales, para ello pretenden desarrollar un criterio general que legitime las creencias y principios, ante uno mismo y la sociedad” (Rodríguez-Ramírez, 2015, p.79). En este sentido, la realización de una elección, al tener de trasfondo una o varias teorías éticas, debe explicar, así como justificar, su intencionalidad, debido a que si una teoría ética consiste en dar cuentas sobre los actos, se sigue que también ha de hacerlo respecto de las elecciones que conducen a tales actos. De ahí, la relevancia que tiene, de manera concreta, esta segunda característica, como también, en términos generales, la fase de profundización.

        entiende, moralmente hablando, como “las condiciones de diversa índole que rodean, que circunscriben la realización de un acto humano y, en ese sentido, modifican su moralidad”, por tanto, que han de tenerse presente en el momento de elegir. Aún en la primera fase, ninguna elección acaece sin tener al menos una idea del contexto, por más vaga que sea. En esta fase, en cambio, se requiere de una profundización que permita identificar elementos concretos que puedan influenciar, positiva y/o negativamente, la elección. Estos elementos, pueden ir desde la impronta que tiene los medios sociales-culturales-económicos-políticos en la que se encuentra la persona, como aspectos muy personales de la misma, tales psíquicos, emocionales, cognitivos, entre otros.

         

        Dada la plétora de elementos, puede hacerse uso de una serie de preguntas clave, que ayudan a delimitar el escenario en el que acaece la elección: quién, qué, dónde, con qué medios, por qué, cómo y cuándo (cf. Marlasca-López, 2004:72). Cada uno puede variar dependiendo de la situación, como se ejemplifica brevemente a continuación:

         

        -Quién: quién es el afectado de la elección, o bien, quién es el que la realiza, o quién se beneficia.

         

        -Qué: podría ser qué es lo que se realiza o lo que no se realiza. Esta pregunta, en cierta manera, ya se había abordado con la primera característica, a saber, la del objeto; lo que muestra que la circunstancialidad media en las otras características.

         

        -Dónde: dónde se ejecuta la acción, o en dónde se efectuó la elección, por ejemplo, hay asesinatos que no solo impactan en el lugar en que fueron ejecutados, sino también en dónde se planearon, como podría ser el caso de un hombre muerto en una iglesia católica, cuya planificación se dio en la casa del hemano del asesinado.

         

        -Con qué medios: puede indicar el grado planificación, debido al acceso que se podría tener, o bien, el grado imaginativo de utilizar un instrumento que usualmente tiende a ser empleado para otra finalidad.

         

        -Por qué: de algún modo ya ha sido señalado en la intencionalidad, lo cual es indicativo de que esta tercera característica también influye en las otras dos. No obstante, es importante apuntar que, si bien puede tenerse claro el motivo, no necesariamente implica que se esté de acuerdo o que se tenga un agrado con la intencionalidad, como podría ser el caso de un hombre indigente que roba motivado por el hambre que tiene, dado que no puede conseguir dinero mediante un trabajo regular, aun así, no está de acuerdo y/o no le gusta robar, porque lo considera un antivalor.

         

        -Cómo: cómo algo no se realizó de la mejor manera, o cómo fue tan detallado, implicando un mayor grado de elección en los detalles del plan.

         

        -Cuándo: cuándo algo fue decidido, y cuándo ejecutado, lo que podría mostrar premeditación.

        En el texto X, si bien no aparecen puntualizados los elementos anteriores, la narración permite entrever que en la discusión que mantuvieron los felinos, se tomaron en consideración las circunstancias al respecto. Con el quién, puede notarse que los felinos son claramente los afectados por las órdenes del gran felino, siendo este mismo el afectado directo, no solamente de su elección por contravenir la solicitud de los Dioses, sino también por la decisión del colectivo. En esta misma pregunta, podría conjeturarse que, a pesar de estar viejo (XI, 22), se tomó nota de su gran tamaño, siendo este un factor que podría haberlos afectado, quizá porque individualmente tenía más fuerza que los demás. Es decir, no era cualquier “quién” al que se iba a matar, sino a “uno grandísimo” (XI, 1).

         

        Luego, el qué, radica básicamente en el objeto, es decir, en la característica primera de esta fase: matarlo. La decisión de este asesinato cobra mayor relevancia, al vincularlo con la pregunta anterior, en razón de que no se trata de una muerte irrelevante, sino de una bastante singular, a saber, la de un felino de gran tamaño y líder. En lo que respecta con las preguntas dónde y con qué medios, estas no son definidas en el texto X. No se tiene idea de dónde podría haber ocurrido su asesinato, ni tampoco de los medios que hubiesen utilizado.

         

        En cuanto al por qué, este fue explicado en la segunda característica. Los felinos lo quieren matar en orden a salvaguardar su integridad física y la de su especie, ante el eminente cataclismo que los Dioses enviarán. En esta pregunta, es interesante notar que la elección por matar al gran felino, no parecía ser del agrado del colectivo, ni tampoco algo con lo que se estuviese de acuerdo, no solamente por las posibles dudas que parecían tener (según se explicó en la primera característica), sino también porque, cuando se aparece el Dios principal, Nharíne, y les dice “No... podréis matarlo,/ morirá por sí solo” (XI, 27-28) dada su vejez, estos desisten de poner en práctica su elección. Los felinos sin duda alguna habían decidido que la única solución para salvarse, era acabando con él, pero no porque realmente quisiesen matarlo.

         

        En lo que concierne al cómo, no aparece señalamiento alguno de cómo lo iban a matar, salvo de que se infiere de que iban a proceder con cierta cautela, cuando dicen que primero deben vigilarlo (XI, 21). Con la pregunta sobre el cuándo, la narración tampoco es específica, debido a que las dudas de matarlo, a pesar de estar convencidos que esa era la solución, conducen a establecer un tiempo prudencial (no definido), para ver si efectivamente ejecutan su decisión, o bien si el gran felino llega a morir por su edad.

         

        En suma, a pesar de que la narración no se advoque en detalles puntuales que permitan responder todas las preguntas, el texto XI aporta información que permite sugerir que hubo todo un proceso deliberativo entre ellos, cuando estos se reunieron para ver qué harían al respecto (XI, 12), que demandó una mayor profundización para elegir matar al gran felino. Si bien los felinos no llegaron a ejecutar su elección (gracias a que Nharíne intervino), no deja de ser llamativo el hecho de que en la narración se plasma que una elección requiere de una profundización. Como se indicó, debe tenerse conocimiento y voluntad, pero ha de darse el paso a la segunda fase, que conduzca a que la persona, o en este caso, los felinos, estén lo más seguros y conscientes de lo que elegirán, así como que sean capaces de responderse ante sí mismos el motivo que los mueve.

      3. Fase previsora: sopeso de posibles consecuencias

         

        Finalmente, para que la elección sea producto de una rePexión concienzuda, debe pasarse a una última fase, que he titulado de “previsora”. En esta el sujeto analiza posibles consecuencias, que podría tener la puesta en práctica de su elección. Es menester aclarar que en la primera fase, quizá, pueda tenerse alguna idea de las posibles consecuencias, empero, por tratarse de un momento inicial, el sujeto no necesariamente ha tenido que rePexionar al respecto. En cuanto a la segunda fase, no resultaría extraño que se tenga cierta conciencia de algunos efectos que pueda acarrear la elección. En la característica tercera, cada una de las preguntas clave podría prestarse para vislumbrar efectos que puedan beneficiar o empeorar lo que se decida. En la segunda fase, propiamente, se estaría hablando de consecuencias directas que afectarían a la elección misma.

         

        En cambio, en la tercera fase, el sujeto reflexiona con detenimiento, los alcances que podría tener su elección, más allá de lo que se busca en primera instancia. Dado que es humanamente imposible determinar todos los escenarios potenciales, como también precisar cuáles tiene más posibilidades de llegar a ser en acto, el ser humano puede, por lo menos, prever otras cuestiones que su elección podría provocar, tales como efectos positivos y negativos, deseados y no-deseados, como también el cruce entre los positivos/negativos con los deseados/no-deseados, o bien, efectos neutros e indiferentes.

         

        Esta fase la ubico aparte de la anterior, debido a que realizar una previsión demanda de un esfuerzo mental mayor, en el que hay que dedicar energía, concentración y análisis a posibles escenarios que puedan afectar la elección. Cabe indicar que la presente fase, podría ser un elemento de retroalimentación para la segunda fase, ya sea tanto para confirmar y continuar con la elección, o bien, para modificarla total o parcialmente, o incluso eliminarla.

         

        En el texto X, esta fase es manifiesta y contundente. Si los felinos hubiesen elegido no matar al gran felino, por ende seguir sus órdenes, las consecuencias serían, en primer lugar, un castigo físico por parte de los Dioses, a saber, morir a causa del gran cataclismo, según se enuncia cuando los felinos discuten que si le hiciesen caso al gran felino, “por eso tampoco nosotros... escaparemos/ cuando... envíen el cataclismo” (XI, 17-18); o cuando dos sobrevivientes del grupo expresan que si ellos deciden atacar los humanos, “en verdad, así se unirán las aguas sobre nuestras cabezas” (XI, 57). En segundo lugar, la peor consecuencia es que su especie no vuelva a ser creada en los tiempos de la segunda humanidad. De esta manera, obedecer al gran felino tendría consecuencias negativas tanto para el colectivo existente y futuro. A su vez, tales consecuencias son no-deseadas por los felinos. El rango de afectación de su elección no tiene más alcance que a la propia especie, o por lo menos a la especie de este grupo, ya que otros seres no-felinos no se están viendo perjudicados ll . En el caso de este texto, la previsión de las consecuencias no se encuentra

         

         

         

        En el mundo natural antiguo malecu, existían otros animales que servían de alimento (tanto para los felinos, como para los humanos), junto con los animales que eran considerados inmundos, como también había duendes y ogros. Dentro de la especie humana, existían varios tipos de humanos: los humanos gigantes, llamados tarocafárrafas; los humanos de estatura promedio, que eran los propios malecus, que se dividían en grupos; y los humanos pequeños que eran los pótos —llamados en español, bótos/vótos—, que fue un grupo

        en un plano potencial incierto o de probabilidad factible; por el contrario, es eminente, ya que es solamente cuestión de tiempo.

         

    2. Segunda elección: ¿Qué haremos? —Obedecer a Nharíne

 

Como se indicó en el resumen del texto XI, la narración presenta una nueva situación cuando aparece Nharíne, solicitándoles no matar al gran felino. La intervención del Dios principal es interesante, porque muestra que los felinos, básicamente, realizaron una nueva elección, lo cual vuelve a recalcar, una vez más, la importancia que tiene este tema en la filosofía antigua malecu. La peculiaridad de esta segunda situación en la que los felinos obedecen a Nharíne, yace en que no pasaron de la primera fase.

 

En esta nueva situación, los felinos tienen conocimiento y voluntad de acatar la solicitud de Nharíne. Conocimiento, en el tanto de que están conscientes de lo que manifiesta el Dios principal respecto del gran felino, como también lo que les dicen los dos felinos visitantes. Nharíne les enuncia que “No... podréis matarlo, / morirá por sí solo” (XI, 27-28), dada su avanzada edad, mientras los dos felinos visitantes les confirman lo anterior, al expresarles que no deben conducirse mal (XI, 34-35), es decir, contravenir lo que les solicita el Dios principal. En cuanto a la voluntad, se hace evidente, en la medida que no quieren incumplir con lo que Nharíne les pidió.

 

El texto X no muestra que acaezca una profundización de lo elegido, por lo que los felinos no se esfuerzan en definir con más precisión su objeto —salvo que obedecer a Nharíne—, ni en justificar con mayor detenimiento su intencionalidad —más que salvarse—, como tampoco se reúnen para discutir las circunstancias. En esta ocasión, les basta con obedecer a Nharíne, así como quererse salvar. De ahí, que no se da el paso a la segunda y tercera fases. Sin duda, los felinos tienen una noción más o menos lúcida de las consecuencias, a saber que, si mataban al gran felino, después de que Nharíne les había dicho que no, serían castigados; máxime que los dos felinos visitantes les expresan que si no se conducen bien, todos morirán y nadie escapará del cataclismo (X, 36-37). No obstante, no se da un mayor esfuerzo reflexivo en las consecuencias, dado que parece que los felinos poseen una idea general de lo que podría pasar, a raíz del anterior acto electivo de matar al gran felino.

 

Aún en esta nueva situación, debe anotarse que la “obediencia” a Nharíne no es ciega, sino que respondió, igualmente, a una elección en la que se muestra tener conciencia de lo que se desea, a saber, no ser eliminados en los tiempos de la segunda humanidad, como también se aprecia la capacidad desiderativa de querer cumplir con lo solicitado por Nharíne. Esta segunda elección en el texto XI, hace patente no solamente de la importancia que se le daba a este tema en la filosofía antigua malecu, sino también que, cuando se elija

 

 

indígena rama que realmente existió, pero que los malecus consideraban parte de su estirpe, a pesar de que los maltrataban y tenían una visión estereotipada de ellos.

Cabe indicar que los Dioses habitan en las cabeceras de los ríos, por lo que se encontrarían en el mundo natural, aunque alejados y no visibles para los humanos, salvo cuando se aparecen. Cerca de un río mítico, llamado Tijácalí (o Tilhácalí) también habita un Diablo, Jára (o Lhara) y su sequito de ayudantes. Solamente otro Diablo, Oronhcafá, y su sequito, son los que habitan en el cielo.

algo que no parece demandar reflexión y detenimiento, siempre debe estar presente la fase inicial, debido a que en esta se ubica lo mínimo de la actuación moral l2 .

2. Conclusión

 

El presente texto es éticamente llamativo, por entrañar en sí, las tres fases de la elección, que muestran que el actuar humano en modo alguno es un asunto fácil. Si bien el texto XI no teoriza explícitamente sobre las fases y sus características, con la terminología y conceptualizaciones que introduzco, considero que la narración sobre los felinos, ante qué hacer con el gran felino que los coloca, tanto individual, como colectivamente en peligro, efectivamente las proyecta, dado que al exhibir una historia concreta, permite al escuchante/lectorl' reconocerlas, e igualmente, le conduce a reflexionar que la solución que se le dé a la pregunta “¿qué hacer?”, implica y demanda un proceso electivo que no es arbitrario e impulsivo l4 .

 

 

 

' 2 En la nota #5, en Solano-Fallas y Herrera-Valenciano (2017:177), se había señalado una diferencia entre los felinos del texto XI, y los felinos de los demás textos del ciclo narrativo: “Habría una deliberación desde los propios tigres, aunque no se puede afirmar que esto sea extensible a los demás felinos”. Al respecto, considero que debo realizar las siguientes aclaraciones-modificaciones, teniendo en cuenta que, en aquel momento, no nos fue posible comprender la importancia filosófica del texto XI.

En primer lugar, en los textos que conciernen no agredir a los humanos, sin duda alguna, existe una deliberación que los conduce a tomar la decisión de no atacarlos, así como cumplir con lo demandando por Nharíne. No obstante, los textos no muestran, en la trama narrativa, el punto en que los felinos llegan a tal decisión. Como escuchantes/lectores solamente “captamos” la parte en que se da la orden, sin que se logre ver “el otro lado de la historia”. Empero, se insiste constantemente en la exhortación de que se comporten bien, mostrándose, a su vez, el sentimiento esperanzador de esperar que los felinos obedezcan (ver texto II; III, 15; VII, 28; VIII, 14-17 de este ciclo). Incluso, hay otros felinos que, en agradecimiento, a algunos humanos en particular, les dejan animales cazados, por la ayuda brindada (ver texto XIV; XV de este ciclo); lo cual es un indicador de que hubo una elección, porque no estaban obligados a hacerlo. Aunque cabe puntuar, que las distintas tramas narrativas muestran que los felinos no pasan de la primera fase, dado que no parecen desear ir contra las órdenes de los Dioses, así como que tienen un conocimiento somero de que los Dioses los pueden castigar, o bien, morir a causa de un humano que se defienda legítimamente o en venganza.

En segundo lugar, lo que efectivamente no es extensible, son las dos situaciones en la que los felinos del texto XI eligen. Mientras los felinos del texto XI deliberan de manera grupal, en un primer momento por matar al gran felino, en un segundo momento por no matarlo, después de que Nharíne indicase que no; los felinos de los otros textos se encuentran solos, es decir, que eligen individualmente, y lo que eligen no tiene que ver con matar a uno de los suyos, ni tampoco tienen la necesidad de pasar a la segunda y tercera fases. Los demás felinos eligen no matar a los humanos, pero no en la misma situación que los felinos del texto XI; de ahí que la deliberación electiva de este texto, no puede ser extensible en los mismos términos a los demás. De esta manera, el proceso deliberativo para elegir, efectivamente acaece en los demás felinos, pero solamente una fase de la elección se presenta en ellos; lo cual no deja de ser interesante, porque muestra la importancia que tiene el tema de la elección en la vida cotidiana, a pesar de que se mantengan en la primera fase.

Para la filosofía antigua malecu, es un tema significativo, por cuanto que es lo que moviliza al sujeto, no únicamente a un corto plazo, sino a proyectar, como planear a largo plazo. Aunque en la narración del texto IX, los felinos no llegan a ejecutar su decisión, dada la intervención de Nharíne, el texto en cuestión, plasma la importancia que tiene no solamente la elección, sino que, de algún modo u otro, permite visualizar la existencia de las fases, a su vez, lo que muestra que es un proceso complejo, al que el ser humano debe estar siempre atento. De igual modo, la segunda situación vuelve a remarcar que una elección, por más simple que parezca, como la de obedecer, requiere de las características mínimas.

 

Bibliografía

 

Aristóteles. (1985). Ética nicomáquea. Ética Eudemia. Madrid: Gredos.

 

Bartels, D. M., Bauman, C. W., Cushman, F. A., Pizarro, D. A., y McGraw, A. P. (2015). “Moral judgment and decision making”. [Capitulo 17] en Keren, G. y Wu, G. (Eds.). The Wiley Blackwell handbook of judgment and decision making. Chichester, UK: John Wiley and Son, Ltd. (pp.478-515).

 

Berger, P. L., y Luckmann, T. (2001). La construcción social de la realidad. Buenos Aires: Amorrortu.

 

Bolaños-Esquivel, B., y González Campos, G. (2010). Las miradas con que vemos. Análisis de la representación audiovisual de los pueblos indígenas de Costa Rica. San José: Vicerrectoría de Acción Social, Universidad de Costa Rica.

 

Carvajal-Villaplana, A. (2016). Derechos humanos: emociones, minorías y diversidad sexual. San José: Guayacán.

 

Castillo, R. (2005a). “El territorio histórico maleku de Costa Rica”. Revista Reflexiones, 84 (1), pp.71-85.

 

Castillo, R. (2005b). “Población indígena maleku en Costa Rica”. Anuario de Estudios Centroamericanos, 31, pp.115-136.

 

Constenla-Umaña, A. (1991). “Tres textos guatusos del ciclo narrativo de las uniones con los animales”. Estudios de Lingüística Chibcha, 10, pp.101-119.

 

Constenla-Umaña, A. (1992). “Hagiografía y antihagiografía en la tradición oral guatusa”.

Revista de Filología y Lingüística de la Universidad de Costa Rica, XVIII, (1), pp.83-124.

 

Constenla-Umaña, A. (1993). Laca Majifiyica. La Transformación de la Tierra. (Introducción, transcripción y traducción de Adolfo Constenla-Umaña; narración por Eustaquio Castro y Antonio Blanco). San José: EUCR.

 

Constenla-Umaña, A. (1995). “Onomástica guatusa”. Estudios de Lingüística Chibcha, 14, pp.41-88.

Constenla-Umaña, A. (1996). Poesía tradicional indígena costarricense. (Serie antológica). San José: EUCR.

 

Constenla-Umaña, A. (1999). “El respeto a la vida animal en la tradición oral guatusa”.

Filología y Lingüística, XXV, 2, pp.119-133.

 

Constenla-Umaña, A. (2003). “Dos textos guatusos sobre los profetas del cataclismo”.

Estudios de Lingüística Chibcha, 22, pp.61-128.

 

Constenla-Umaña, A. (2011). Pláticas sobre felinos. (Narración de Eustaquio Castro; introducción, transcripción y traducción de Adolfo Constenla-Umaña). San José: EUCR.

 

Constenla-Umaña, A. (2014a). Cantos guatusos de entretenimiento. Treinta y un cantos de erotismo, de trabajo y de cuna. (Narración y colaboración en la transcripción y traducción de Eustaquio Castro; introducción, transcripción y traducción de Adolfo Constenla- Umaña). San José: EUCR.

 

Constenla-Umaña, A. (2014b). Pláticas sobre ogros. (Narración y colaboración en la transcripción y traducción de Eustaquio Castro; introducción, transcripción y traducción de Adolfo Constenla-Umaña). San José: EUCR.

 

Constenla-Umaña, A., e Ibarra-Rojas, E. (2014). “Anotaciones etnohistóricas sobre los indígenas botos: confluencia de datos históricos, antropológicos y de la tradición oral malecu”. Estudios de Lingüística Chibcha, 33, pp. 111-164. [Este artículo contiene las ‘Pláticas de bótos’, en su versión malecu y española].

 

Duque, F. (1998). Historia de la filosofía moderna. La era de la Crítica. Madrid: Akal.

 

Espinoza-Romero, E., Mejía-Marín, N., y Ovares-Barquero, S. (2011). “El Malecu: Una cultura en peligro de extinción. Maleku: A culture in danger of extintion”. Revista Electrónica Educare, [en línea] XV, pp.69-84, octubre.

 

Fundación Coordinación de Pastoral Aborígen (FUNCOOPA), e Instituto de Estudios de las Tradiciones Sagradas de Abia Yala (IETSAY). (1999). Pueblos indígenas de Costa Rica: historia y situación actual. San José: Tikal.

 

Galante-Marcos, E. (directora). (Sin año, A): Malecu Usirraca Marama. Libro de leyendas malecu. Proyecto Rio Frío. (Carece de editorial e imprenta, y de lugar).

 

Galante-Marcos, E. (directora). (Sin año, B): Diccionario malecu. Proyecto Rio Frío. (Carece de editorial e imprenta, y de lugar).

 

Gallardo-Martínez, H. (2013). Antropología: la autoproducción humana. San José: EUNED.

 

Guevara-Berger, M., y Chacón-Castro, R. (1992). Territorios indios en Costa Rica: orígenes, situación actual y perspectivas. San José: García Hermanos.

Guevara-Víquez, F. (2011). Cronología básica de los pueblos indígenas de Costa Rica: desde los inicios del siglo XVI hasta el año 2000. San José: Siwá Pákö [Comisión integrada por MEP (Ministerio de Educación Pública) - UCR (Universidad de Costa Rica) - UNA (Universidad Nacional de Costa Rica) - UNED (Universidad Estatal a Distancia)].

 

Ibarra-Rojas, E. (2003). Las sociedades cacicales de Costa Rica (Siglo XVI). San José: EUCR.

 

Ibarra-Rojas, E. (2011). “Los nicaraos, los indios votos y los huetares en escenarios conflictivos en el siglo XVI”. Cuadernos de Antropología, (21), pp.1-23.

 

Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) (Costa Rica) (2013). Censo Nacional de Población y VI de Vivienda 2011. Territorios indígenas: principales indicadores demográficos y socioeconómicos. San José: INEC.

 

Junta de Educación Palenque Margarita (J.E.P. Margarita), e Instituto de Estudios de las Tradiciones Sagradas de Abia Yala (IETSAY). (2000). Narraciones malekus. San José: Tikal.

 

Kottak, C. P. (2006). Antropología cultural. Madrid: McGraw-Hill.

 

Lincoln, S. H., y Holmes, E. K. (2011). “Ethical decision making: a process influenced by moral intensity”. Journal ofHealthcare, Science and Humanities, 1, (1), pp.55-69.

 

López-García, A. (1997-1998). “El significado cognitivo de la mitología guatusa”. Estudios de Lingüística Chibcha, 16, pp.145-155.

 

Marlasca-López, A. (2004). Introducción a la ética. San José: EUNED.

 

Margery-Peña, E. (2007). Estudios de mitología comparada indoamericana. Tomo II. El origen del fuego y concepciones sobre el lugar de los muertos en pueblos indoamericanos. San José: EUCR.

 

Mejía-Marín, N. (1994). Historias malecus. (Narración y traducción de Noemy Mejía- Marín; introducción y recopilación de Raúl Bolaños Arce, Juan de Dios Ramírez Gatgens, y Rocío Alvarado Cruz). Heredia: EUNA.

 

Rodríguez-Ramírez, C. A. (2015). Ética profesional docente. San José: EUNED.

 

Salazar-Salvatierra, R. (2006). El indígena costarricense: una visión etnográfica. The Costa Rican indigenous people: an ethnographic overview. Cartago: Editorial Tecnológica de Costa Rica.

 

Sánchez-Avendaño, C. (2015). La cola de la iguana. El pueblo malecu ante el desplazamiento de su lengua y su cultura tradicional. San José: EUCR.

 

Sánchez-Avendaño, C. (2013). “Apropiación por parte de los miembros del pueblo malecu de la ortografía práctica de su lengua”. Estudios de Lingüística Chibcha, 32, pp. 209-229.

Sánchez-Avendaño, C. (2011). “Caracterización cualitativa de la situación sociolingüística del pueblo malecu” Estudios de Lingüística Chibcha, 30, pp. 63-90.

 

Solano-Fallas, A. (2018). “Ogros en los malecus: sobre la elección y la responsabilidad en la filosofía antigua malecu”. Revista humanidades, 8, (2), pp.1-29.

 

Solano-Fallas, A. (2016). “El bien y el mal, la elección, y la muerte en la cosmogonía malecu “Laca Majifijica”. / The good and evil, the chossing and the death in the cosmogony malecu “Laca Majifijica”. Revista Pensamiento Actual, 16, (26), pp. 25-32.

 

Solano-Fallas, A., y Herrera-Valenciano, M. (2017). “Felinos en los malecus: simbolización de la muerte como aliciente moral”. Revista de Filosofía de la Universidad de Costa Rica, LVI, (144), enero-abril, pp. 171-178.

 

Solano-Salazar, E. (2004). “La población indígena en Costa Rica según el censo 2000” en Rosero-Bixby, L. (ed.). Costa Rica a la luz del censo del 2000. San José: Centro Centroamericano de Población de la Universidad de Costa Rica.

Tenorio-Alfaro, L. (1990). Reservas indígenas de Costa Rica. San José: Imprenta Nacional. Zavala, M., y Araya, S. (2008). Literaturas indígenas de Centroamérica. . ed. revisada.

Heredia: EUNA.