Cátedra, (16), pp. 228-231, agosto, 2019. ISSN 2415-2358

 

Turpana, A., 2018. Czs"tico del 'rU VASDHLH. Panamá: CIFHU/

Red de Pensamiento Decolonial. p, 128

 

Abdiel Rodríguez Reyes Profesor en el Departamento de Filosofía e Investigador en el Centro de Investigaciones de la Facultad de Humanidades de la

Universidad de Panamá

 

Cada libro tiene su historia. Crítica del GUNASDULE no es la excepción. Hace algunos años conocí a Arysteides Turpana y hemos mantenido una fructífera correspondencia. Siempre me interesó lo que escribía, estaba muy pendiente de su quehacer intelectual. Desde entonces, visualicé compilar algunos de sus textos dispersos en un solo libro. De hecho, en el Ciclo de Conversatorios de Autores Panameños del Siglo XX, dedicado a Turpana, organizado por el Centro de Estudios Latinoamericanos (CELA) — Justo Arosemena y el Sistema de Bibliotecas de la Universidad de Panamá (SIBIUP), se concluyó que, los textos de Turpana estaban dispersos y dificultaba conocer pensamiento.

 

Nuestro interés es principalmente por los ensayos. Hasta este año (2018) se presentó concretamente la oportunidad. Formo parte de la Red de Pensamiento Decolonial (RPD), novísimo espacio heterogéneo donde se ensayan distintas iniciativas, por ejemplo: editar libros, revistas y videos; además, intercambiar ideas que aportes a la descolonización epistémica y visibilice los saberes del Sur global. En ese ir y venir, hemos trabajado con todos y todas de la RPD, en particular con: José Javier Capera, Ismael Cáceres — Correa y Fernando Proto G. En el seno de la Red se creó un Consejo Editorial, al cual propuse una colección: Semilleros, “es una colección de pensamiento crítico y saberes ancestrales.

 

Es desde donde sembramos hoy para propagar y cosechar en el futuro. Sus tubérculos pluriversos enriquecerán el mundo donde quepan muchos mundos”. Pensé en Turpana inmediatamente, cuando le escribí sobre la iniciativa de publicar un libro que compilara algunos de sus textos, la respuesta fue afirmativa. Junto a los demás compañeros hicimos el trabajo editorial correspondiente y se lanzó virtualmente. Con las limitaciones de siempre. Un mini mecenazgo ayudó a costear los gastos habituales de diagramación etc... Le mostré este proyecto al doctor Olmedo Beluche e inmediatamente se interesó en la impresión del texto mediante la Colección de Estudios Interdisciplinarios del Centro de Investigaciones de la Facultad de Humanidades, la cual gestionamos con la profesora Johana Garay.

 

El autor

Turpana nació en el país Dule, según el calendario gregoriano el 24 de diciembre de 1943. Estudió en Brasil y París. Es un pensador cosmopolita Stricto sensu, no como aquellos mestizos que van a Europa y creen traer la buena nueva, reproduciendo la ideología eurocéntrica. Así como se pensaba en la Edad Media que el centro del universo era la Tierra, hoy muchos creen que es Europa y Estados Unidos; ese es el verdadero provincianismo del que habla Dipesh Chakrabarty. El mundo es más amplio y el conocimiento más pluriverso. Turpana se apropió de su locus y piensa desde allí. En otras palabras, se hace cargo de su realidad material y espiritual. En un país dónde los “intelectuales” entre más lejos están de las experiencias y del presente mejor. Así, no se meten en problemas con el establishment.

 

La obra

 

Por otra parte, es necesario explicar el sentido del título del libro. Tomamos la “crítica” — en su sentido llano, relacionado a la crisis, en dónde se presentan las oportunidades para enrumbar los caminos intrincados — y, en su sentido germánico en cuanto a la profundidad de autores como Kant y su Crítica de la razón pura o un Marx con su Crítica de la economía política. Es decir, los alemanes entendieron la importancia de la crítica en el desarrollo de la cultura. En Panamá, hay cierta indigencia en ese sentido. Turpana se pasea por las alturas de su sapiencia filológica y baja al noveno de los círculos infernales de Dante, a ver cómo se comportan los traidores. Nuestra historia está llena de traiciones de los ibéricos y sus cipayos hacia los panameños raizales.

 

Los intelectuales colonizados y eurocéntricos celebran los acontecimientos históricos en donde encubren la cultura auroral. Ese encubrimiento o seudo descubrimiento de 1492 se manifestó concretamente en lo que el pensador puertorriqueño Ramón Grosfoguel llamó: “genocidio/epistemicidio”; dónde al matar al raizal también se mató su episteme. Pero, no lo hicieron del todo bien, esos pueblos aurorales mesoamericanos resistieron, están allí, hace miles de años, tienen mucho que decirnos. La pregunta es si estamos dispuestos a aprender. La nomenclatura propuesta como título, adicional a la “crítica”, está compuesta por “GUNASDULE”, que significa: hijo u hombre de la tierra. Entonces, es la crítica del hijo de la tierra. Aquí la noción “sentipensar” cobra una importancia vital. Dónde la actividad del pensar está relacionada a la propia naturaleza circundante.

 

El libro lo hemos publicado estrictamente como lo presentó el autor, respetando su estilo e ironía. El tono de fina sátira es una nota distintiva de Turpana. Hay que leerlo bajo ese prisma. El libro está compuesto por un prólogo de Guillermo Castro Herrera, siete capítulos y finaliza con un poema sobre el 9 de enero de 1962; día en que, la Guardia Nacional invadió una Isla del Pueblo Dule. El libro es una carga de claridad y profundidad ante un horizonte dónde se cierne un celaje poco alentador. Castro Herrera señaló en el Prólogo (pp. 11-17), la necesidad de “recordar los puntos de origen de los problemas”, en una coyuntura dónde lo inmediato y mediático es lo habitual. Muchos de los problemas contemporáneos tienen su origen en la Modernidad. Tenemos que cuestionar al menos su anverso. Y, Turpana nos invita a ello.

Occidente se erigió sobre mitos. El del “descubrimiento” de Abya Yala es uno de ellos, pero no se presenta como tal. La supuesta superioridad civilizatoria de Occidente trajo consecuencias lo que el pensador peruano Aníbal Quijano llamó colonialidad del poder. Comunidades enteras fueron arrasadas y esclavizadas. ¿Es posible justificar el supuesto progreso que supuso la Modernidad? Teniendo en cuenta que se mató, violó y encubrió toda una civilización rica en sí. La colonialidad del poder mató la diversidad, en dos sentidos: la asimiló o la instrumentalizó, el resto quedó en la exterioridad. La asimila como parte de la totalidad difuminando las distinciones. El ejemplo más claro de instrumentalización es el extractivismo epistémico y de la naturaleza. La exterioridad posibilita emprender una práctica y discursividad desde la periferia de esa totalidad excluyente. Es desde ese locus desde donde Turpana empuñó la crítica con esa ferocidad irónica necesaria para nuestros tiempos de indigencia intelectual.

 

En el primer texto Balboa y nosotros los panameños, inicia ironizando el nombre de Balboa, escribiendo el apellido de Balboa con minúscula y escribiendo la “a” en mayúscula, resaltando: “Asco”. El asco es una impresión desagradable, incluso de repugnancia. ¿Cómo no sentir desagrado e incluso repugnancia contra todas las vejaciones que sufrieron y sufren aún los pueblos aurorales de Abya Yala? Esa ironía de Turpana encarna ese desagrado. Una mirada crítica a la Modernidad como podemos leer en este texto, nos ayuda hacer una retroacción y prospectiva de mayor riqueza que asumir la Modernidad sin reservas. La apropiación del nosotros no tiene un significado menor. El Yo (el ego conquistador) se encarna en Balboa mientras que, el nosotros es el espíritu de unidad desde la exterioridad, de lo negado y encubierto por la totalidad.

 

Otro conjunto de textos componen el libro. No comentaremos todos. El segundo texto es: Victoriano Lorenzo a los 112 años de su fusilamiento (pp. 23-33). Como decíamos, nuestro autor está anuente y tiene en la mira a los traidores del escenario dantesco dónde pululan. Victoriano fue traicionado, se le violaron sus derechos y por mucho tiempo se le tildó de “cholo analfabeto y bandolero”. Los mestizos siempre haciendo gala de su racismo que aprendieron de sus señores (amos) colonizadores reproducen sus peroratas. Este texto lo podemos leer contiguamente al último, Los Nágbe- Buglé ante la ignorancia y el racismo (pp.109-126). Usando un ejemplo reciente y concreto, Turpana va desgranando el racismo actual, a partir de un comentario racista de Caridad Fernández en La Estrella de Panamá. A los panameños raizales no se les reconoce como distinto, pero iguales en dignidad, se les quiere inferiorizar en el discurso y la práctica, como señaló Turpana. En etnificación se pierde la diversidad contenida en el “Pueblo Dule [que] significa Pueblo con Cultura” (p.39) y, en general, de los pueblos aurorales.

 

Los textos aquí reunidos no tienen desperdicio. Son llamados de atención ante el servilismo y social conformismo habitual de la elite intelectual criolla. Uno de esos otros textos es, El bautizo más cara de la historia cristiana (pp. 67-88), escrito con ese tono irónico propio de aquel que usa guantes de seda pero con puños de hierro. Dice Turpana — con el permiso de los historiadores positivistas — que, la historia es “tiernamente manipulable” a intereses particulares, de los vencedores, de los inferiores (en el sentido de Alfred Adler y su teoría de la inferioridad) que se creen superiores. Unos presentan a

Balboa (nombre de nuestra moneda nacional) como adelantado, por descubrir una costa de la cual los pueblos aurorales tenían conocimiento hace miles de años. En cambio, a los pueblos aurorales se les presenta como atrasados. La Modernidad se pinta a sí misma como progresiva mientras lo distinto anticuado.

 

En síntesis, una de las características fundamentales del eurocentrismo es saber casi todo de los occidentales (como Balboa) y casi nada de los raizales (Bab Giakwa). Es por eso necesario hacer un giro y visibilizar los conocimientos y vivencias del pensamiento raizal, en su desenvolvimiento crítico. Terminamos siguiendo al autor, cuando dice que, debemos miramos hacia nuestro interior. Como el nucu que no tiene ojos porque mira hacia dentro.