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La justicia también es ambiental
Justice is also environmental
Serena Vamvas
Fundación Movimiento Mimar, Panamá
Durante los últimos meses la crisis ocasionada por la pandemia nos ha estado
mostrando varios de los efectos del grave problema que tenemos con la desigualdad. Uno de
ellos, aunque quizá no tan discutido, es la injusticia ambiental. Desde antes que llegara el
Covid-19, ya teníamos una crisis ambiental. Obligados por la presión ciudadana, gobiernos
y empresas de todo el mundo buscan desesperadamente comunicar los cambios en los que
supuestamente han estado trabajando. Lamentablemente, en muchos casos, se trata de
arreglos cosméticos, con fines más bien publicitarios, mientras que, en el fondo, el problema
permanece casi intacto.
Durante las primeras semanas de cuarentena, cuando las estrictas medidas sanitarias
provocaron una importante reducción de la movilidad y de la actividad (in)productiva,
pudimos ver innumerables ejemplos de cómo el medio ambiente pudo tomarse un pequeño
respiro. Lejos de un llamado a vivir en cuarentena para siempre, es un llamado a la reflexión
sobre los nocivos que estamos siendo para nuestro hogar, la tierra. A pesar de lo anterior, el
tema sigue pasando bastante agachado. En el caso de Panamá, los problemas sanitarios y
económicos son los que más han salido a relucir durante la crisis, y aunque importantes, no
son los únicos.
ISSN L 2710-7620
Volumen 1, Número 1 / mayo - agosto 2021
Págs.: 138 - 139
Recibido 10/05/2020 / Aceptado: 09/12/2020
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La mayoría de los problemas que enfrenta la humanidad se ven agravados por los
problemas que atacan a la naturaleza, y por eso ambos necesitan de un enfoque transversal
que incluya la sostenibilidad ambiental para ser solucionados integralmente. Desde la
contaminación del aire y nuestros mares, la deforestación, la depredación animal, hasta el
acceso inequitativo a alimentación saludable, el deficiente sistema de transporte, la falta de
viviendas seguras, y un largo etcétera. Por otro lado, es innegable que la pobreza es un factor
clave que agrava terriblemente los efectos de la injusticia ambiental. No es difícil imaginarse
quienes serían las poblaciones más afectadas por las enfermedades asociadas a la
contaminación del aire, por ejemplo.
La falta de información y de recursos también ocasiona que los excluidos del sistema
educativo les resulte más difícil tomar conciencia sobre la importancia de todo esto, y
contribuyan a la contaminación. Por otro lado, no se puede hacer alusión a lo anterior sin
mencionar que los principales responsables de la contaminación son los gobiernos y las
grandes empresas, no las personas individuales. Vale la pena recordar que muchos de los
actos de injusticia ambiental constituyen una violación directa al derecho internacional, entre
otros instrumentos, a la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Cuando se abordan temas políticos, los problemas del medio ambiente suelen dejarse
fuera de la mesa donde se toman las decisiones importantes y trascendentales, como si se
tratara de algo menor y aislado, sin repercusiones directas para la sociedad en su conjunto.
Frente a la situación actual, hoy más que nunca, todas y todos tenemos la responsabilidad
ética de convertirnos en ambientalistas en nuestro día a día. Llego el momento de reconocer
que sin sostenibilidad ambiental no puede haber desarrollo, y sin justicia ambiental,
simplemente no hay justicia.