ISSN L 2644-3856

Revista Investigaciones Agropecuarias

Volumen 2, N°1. pp. 49-62

Diciembre 2019 - Mayo 2020

Panamá

Recepción: 19 de septiembre de 2019   Aceptación: 29 de octubre de 2019


 

 

EFECTO DE LA INCLUSIÓN DE TRES FUENTES DE LÍPIDOS EN EL ALIMENTO SOBRE LOS PARÁMETROS PRODUCTIVOS Y LOS ÁCIDOS GRASOS DE LA CARNE DE CUY

Juan E. Moscoso M.1, Abilio Quispe R.1, Celina Luizar O.2, Mario Arjona S.3*, Juan Olazábal L.4

 

1Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco, Facultad de Ciencias Agrarias, Perú.

2Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco, Facultad de Ciencias, Perú.

3Universidad de Panamá, Facultad de Ciencias Agropecuarias, Departamento de Zootecnia, Panamá.

4Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Facultad de Medicina Veterinaria, Lima, Perú.

*m_arjona32@hotmail.com



RESUMEN

 

El objetivo del presente estudio fue evaluar la inclusión de aceite de soya, sebo de vacuno y manteca de cerdo en el alimento sobre los parámetros productivos y los ácidos grasos de la carne en cuyes (Cavia porcellus) durante la etapa de crecimiento. Se utilizaron 60 cuyes hembras tipo I, de 25 a 30 días de edad, con un peso promedio de 437 ± 49 g y asignados dentro de tres tratamientos en un diseño completo al azar: dieta con aceite de soya (T1), dieta con sebo de vacuno (T2), dieta con manteca de cerdo(T3). Las variables evaluadas fueron ganancia de peso, consumo de alimento, conversión de alimento, rendimiento de carcasa, longitud de tejido adiposo y contenido de ácidos grasos. No se encontraron diferencias significativas en ganancia de peso, consumo de alimento y conversión alimenticia. El rendimiento de carcasa fue menor en los animales de T1 y T3 (p<0.05) y los animales de T1 y T3 tuvieron una menor longitud de tejido adiposo (p<0.05). Asimismo, los cuyes de T1 tuvieron una mayor concentración de ácidos grasos poliinsaturados (p<0.05). Se concluye que el perfil de ácidos grasos poliinsaturados omega 3 y omega-6 de la carne de cuy durante la etapa de crecimiento puede ser modificado favorablemente y sin afectar los índices productivos con la por inclusión de aceite de soya en la dieta en comparación con la inclusión de manteca de cerdo o sebo de vacuno.

 

PALABRAS CLAVES: cuy, ácidos grasos, lípidos, alimentación.

 

EFFECT OF INCLUSION OF SOYBEAN OIL, BEEF TALLOW AND LARD IN DIET ON PRODUCTIVE PERFORMANCE AND MEAT FATTY ACIDS IN GUINEA PIGS

 

 

ABSTRACT

 

The aim of this study was to evaluate the inclusion of three sources of fat on performance and fatty acids in meat in guinea pigs (Cavia porcellus). Sixty female guinea pigs type I, 25 to 30 days old, and 437 ± 49 g body weight were used in a completely randomized design with three treatments (T1: diet with soybean oil; T2: diet with beef tallow; T3: diet with lard). The variables were weight gain, feed intake, feed conversion, carcass yield, length of adipose tissue and fatty acid content. No differences in body weight gain, feed intake and feed conversion were found. The carcass yield was lower in animals of T1 and T3 (p<0.05) and animals of T1 and T3 had shorter length of adipose tissue (p<0.05). Moreover, animals in T1 had a higher amount of polyunsaturated fatty acids. It is concluded that the profile of omega-3 and omega-6 polyunsaturated fatty acids of guinea pig meat can be favorably modified by inclusion of soybean oil in the diet without affecting production rates during the growth stage as compared with the inclusion of lard or beef tallow.

 

KEYWORDS: guinea pig, fatty acids, lipids, feeding.

 

 

INTRODUCCIÓN

 

El cuy (Cavia porcellus) es una especie nativa de los Andes, donde su carne es muy apreciada (Zaldívar, 1997). Su contenido de proteína cruda es cercano a 20% y su contenido de grasa a 8% la convierte en un alimento interesante desde el punto de vista nutricional (Rosenfeld, 2008).

 

Los lípidos son nutrientes importantes, que proveen del 25 al 45% de la energía de la dieta (Manchila-Caravalho et al., 1990), así como los ácidos grasos poliinsaturados omega 3 (n-3), que juegan un rol critico en la salud humana, debido a sus actividades anti-aterogénicas, anti- trombóticas, anti-carcinogénicas y antiinflamatorias, contribuyendo además a mejorar la función cardiaca y vascular (Simopoulos., 2002, 2009).

 

En los últimos años, las técnicas ganaderas se han orientado a producir carne con un perfil favorable de ácidos grasos. El objetivo inicial fue reducir el contenido de ácidos grasos saturados y actualmente es incrementar las concentraciones de ácidos grasos de cadena larga poliinsaturados n-3 y n-6. El éxito de estas estrategias depende del desarrollo de mecanismos que permitan incrementar el contenido de n-3 y n-6 en la carne sin incidir sobre los costos de producción. Existen experiencias de incrementar los niveles de n-3 suplementado con aceite de pescado en la dieta (López- Ferrer et al., 1999, 2001) en carne de pollo (Bou et al., 2005) así como en la de patos (Scheavoni et al., 2004). Asimismo, Guevara et al. (2016) en el Perú incrementó el contenido de n-3 en cuyes por efecto de suplementación de ácidos grasos n-3 en la dieta.

 

En humanos una forma de lograr niveles adecuados de n-3 n-6 en la dieta es el consumo constante de pescado; sin embargo, en los andes peruanos el consumo de pescado es bajo, por lo que una alternativa viable sería incrementar el nivel de n-3 en alimentos que se consumen en la zona, como por ejemplo el cuy, sin tener que cambiar los hábitos alimenticios. Por esta razón, se plantea el presente trabajo con el objetivo de evaluar la inclusión de tres fuentes de grasa en la dieta del cuy sobre sus parámetros productivos y niveles de ácidos grasos en su carne.

 

MATERIALES Y MÉTODOS

 

El presente trabajo se realizó en el Centro Agronómico Kayra de la Facultad de Agronomía y Zootecnia de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco, ubicado en la región Cusco, Perú. La zona se encuentra a una altitud de 3218 m, con temperatura media anual de 12.0 °C y precipitación pluvial anual de 762 mm. Los análisis de ácidos grasos fueron realizados en el laboratorio de química de la Universidad Nacional del Callao, Lima.

 

Se utilizaron 60 cuyes hembras tipo I, entre 25 a 30 días de edad, con un peso inicial promedio de 437 ± 49 g, distribuidos en 15 pozas de cemento (4 cuyes por poza). Cada poza contó con comedero y bebedero. El suministro de alimento se realizó dos veces al día (08:00 y 16:00) y la limpieza de las pozas se realizó semanalmente. El trabajo tuvo una duración de 56 días.

 

Se utilizó un diseño completamente al azar bajo un modelo fijo con tres tratamientos (T1: Dieta con aceite de soya; T2: Dieta con sebo de vacuno; T3: Dieta con manteca de cerdo (Tabla 1). Se emplearon cinco repeticiones (pozas) por tratamiento y cuatro cuyes por repetición. En las variables de ganancia de peso y de conversión alimenticia se utilizaron 20 repeticiones por tratamiento.

 

El alimento suministrado se formuló al mínimo costo, usando la herramienta solver de Excel, tomando en cuenta los requerimientos para cuyes en crecimiento (NRC, 1995). Se llevó un registro diario del alimento suministrado y rechazado.

 

El efecto de los tratamientos sobre las variables en estudio se evaluó mediante análisis de varianza para un diseño completamente al azar. Para la comparación de medias se utilizó la prueba de Duncan. Los análisis estadísticos fueron realizados con ayuda del paquete estadístico SAS/STAT® 9.2 (SAS Institute Inc., 2009). En todas las pruebas estadísticas se usó un nivel de significancia de 5%.

 

Se evaluaron las siguientes variables:

 

 

Tabla 1. Composición porcentual (%) de las dietas experimentales para cuyes en crecimiento.

 

 

 

Tratamientos

 

Ingredientes

T1

T2

T3

Maíz grano

21.78

21.78

21.78

Cebada grano

34.77

34.77

34.77

Harina de alfalfa

7.00

7.00

7.00

Torta de soya 44

22.52

22.52

22.52

Afrecho de trigo

3.50

3.50

3.50

Aceite de soya

4.00

0

0

Sebo de vacuno

0

4.00

0

Manteca de cerdo

0

0

4.00

Carbonato de calcio

1.29

1.29

1.29

Fosfato di cálcico

1.47

1.47

1.47

Sal común

0.25

0.25

0.25

DL metionina

0.45

0.45

0.45

Lisina

0.17

0.17

0.17

Bicarbonato de sodio

0.15

0.15

0.15

Premix de vit y minerales

0.10

0.10

0.10

Colina

0.05

0.05

0.05

Arena

2.50

2.50

2.50

 

El contenido de materia seca, proteína, extracto etéreo, fibra cruda, extracto libre de nitrógeno y ceniza se determinó de acuerdo a AOAC (1997), los demás contenidos fueron determinados por fórmula. Las características de la carcasa al final del experimento se determinaron en ocho cuyes por tratamiento, los que fueron beneficiados previo ayuno.

 

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

 

La composición química de las dietas utilizadas en el presente estudio se presenta en el Tabla 2.

 

Tabla 2. Contenido nutricional (%) de las dietas experimentales.

 

Nutriente

 

Tratamientos

 

T1

T2

T3

Materia seca

90.22

90.22

90.22

Proteína

18.00

18.00

18.00

Extracto etéreo

5.95

5.95

5.95

Fibra cruda

5.84

5.84

5.84

Extracto libre de nitrógeno

52.35

52.35

52.35

Ceniza

5.77

5.77

5.77

Energía metabolizable

2.65

2.65

2.65

Lisina

1.01

1.01

1.01

Metionina

0.72

0.72

0.72

Metionina Lisina

1.01

1.01

1.01

Fosforo disponible

0.40

0.40

0.40

Calcio

1.00

1.00

1.00

Sodio

0.17

0.17

0.17

Potasio

0.52

0.52

0.52

Cloro

0.17

0.17

0.17

N + K + Cl, meq

155.13

155.13

155.13

 

La composición química de las tres dietas es similar, ya que el único ingrediente que cambia es el aporte grado (aceite de soya, sebo de vacuno y manteca de cerdo). Así mismo, el uso del maximizador permitió llegar a esta composición química cumpliendo los requerimientos de cuyes en crecimiento (NRC, 1995).

 

En el Tabla 3 se presenta la ganancia de peso, el consumo de alimento y la conversión alimenticia de los tres tratamientos. No se observaron diferencias significativas para las tres variables en ninguno de los periodos evaluados (p>0.05).

 

La ganancia de peso promedio para todos los tratamientos fue de 7.74 g/d, ganancia menor a otros reportes en cuyes (Sánchez et al., 2013; Camino e Hidalgo, 2014; Mamani et al., 2015). Una posible razón para esta menor ganancia podría ser que en la mayoría de los estudios se emplean animales machos y en el presente estudio se utilizaron hembras. La composición de la dieta tiene influencia sobre la respuesta productiva de los animales puesto que afecta a eficiencia de uso de la energía (Noblet et al., 2010), siendo esta mayor con la inclusión de lípidos en la alimentación animal (Cerrate-Fernandez et al. 2012), en el presente estudio el nivel de inclusión fue el mismo, variando la fuente, razón por la cual la respuesta productiva no se vio afectada, a pesar de las diferencias en el tipo de lípidos empleados, los cuales no habrían afectado el uso de las mismas a nivel digestivo y metabólico.

 

Tabla 3. Ganancia de peso (g), consumo de alimento (g/d) y conversión alimenticia de cuyes sometidos a tres dietas con diferente componente graso.

 

Variable

Tratamiento1

Día 28

Día 56

Total

Ganancia de peso (g/d)

T1

6.86a

8.27a

7.57a

 

T2

6.59a

9.04a

7.81a

 

T3

7.15a

8.57a

7.86a

Consumo de alimento (g/d)

T1

23.54a

33.50a

28.52a

 

T2

23.54a

33.40a

28.47a

 

T3

24.21a

33.32a

28.77a

Conversión alimenticia

T1

3.43a

4.05a

3.77a

 

T2

3.57a

3.70a

3.64a

 

T3

3.39a

3.89a

3.66a

a,b Superíndices diferentes dentro de columnas indican diferencia significativa (p<0.05). 1 T1: Dieta con aceite de soya; T2: Dieta con sebo de vacuno; T3: Dieta con manteca de cerdo

 

El consumo de alimento fue menor a otros reportes (Sánchez et al., 2013; Mamani et al., 2015), posiblemente debido a que en dichos estudios se utilizó forraje como alimento base y en el presente estudio se utilizó concentrado altamente energético y con alta inclusión de grasa (5.95%), lo que pudo afectar el consumo voluntario. Sobre esto, Rodríguez (2013) en pollos señala que animales alimentados con dietas de menor contenido energético presentan un mayor consumo debido a que los animales consumen el alimento suficiente para cubrir su requerimiento de energía metabólica. Asimismo, la conversión alimenticia fue similar a un estudio donde solo se utilizó concentrado en la alimentación (Camino e Hidalgo, 2014), tal como se realizó en el presente ensayo.

 

Está demostrado que la inclusión de sebo en la alimentación incrementa el tiempo de retención del alimento en pollos (Honda et al., 2009) y en cerdos (Valaja y Siljander-Rasi, 2001) y, quizás, este mismo efecto se obtuvo con la inclusión de las grasas en este estudio y, por ello, el consumo de alimento fue menor. Por otro lado, el mayor tiempo de retención del alimento permitió que exista un mayor tiempo de digestión enzimática y, con ello, una menor conversión alimenticia.

 

La adición de grasa en los alimentos, de manera general se traduce en una mayor cantidad de energía productiva, puesto que la oxidación de las grasas es un medio eficiente para obtener energía en las células y su uso anabólico involucra una incorporación directa en el tejido adiposo y en la formación de membranas celulares, para las cuales se requieren lípidos durante el proceso de crecimiento y multiplicación celular como lo indican Salmon y O´Neil (1973). Brue y Latshaw (1985), Tesake y Kushima (1980) y Sell y Owings (1981) señalan que en las dietas de mayor nivel energético, las grasas, por presentar un menor incremento calórico y un efecto extra calórico, resultan en un menor calor corporal y un mayor valor de producción animal.

 

En general, los resultados corroboran lo hallado en estudios en cuyes empleando manteca de cerdo y aceite de soya donde no se obtuvieron diferencias significativas entre tratamientos (Seminario, 1971; Contreras, 2009); sin embargo, en el estudio de Visaga (2009), la inclusión de aceite de soya en la dieta produjo mejores conversiones alimenticias en cuyes en la etapa de engorde.

 

El peso vivo final, peso de la carcasa y rendimiento de carcasa se presenta en el Tabla 4. Se obtuvo menor peso de carcasa y rendimiento de carcasa en los animales alimentados con inclusión de sebo de vacuno (p<0.05). Por otro lado, los rendimientos de carcasa obtenidos son menores a otros estudios en cuyes (Morales et al., 2011; Camino e Hidalgo, 2014), debido posiblemente al empleo de cuyes hembras.

 

Tabla 4. Rendimiento de carcasa de cuyes sometidos a tres dietas con diferente componente graso.

 

Tratamiento

Peso vivo

(g)

Peso de

carcasa (g)

Rendimiento

(%)

T1

852.2a

574.4b

67.3b

T2

815.4a

493.1a

60.8a

T3

874.1a

613.5b

70.1b

a,b Superíndices diferentes dentro de columnas indican diferencia significativa (p<0.05) ). 1 T1: Dieta con aceite de soya; T2: Dieta con sebo de vacuno; T3: Dieta con manteca de cerdo

 

La longitud del tejido adiposo se presenta en el Tabla 5, donde se observa una mayor longitud en el jamón del tratamiento con manteca de cerdo (p<0.05). En la paleta no hubo diferencias y fue menor en el lomo cuando la dieta contenía sebo de vacuno (p<0.05. Los resultados indican que la acumulación de grasa corporal es menor en animales alimentados con una dieta enriquecida con ácidos grasos poliinsaturados como es el caso de los animales que recibieron aceite de soya.

 

Tabla 5. Longitud del tejido adiposo (mm) de cuyes sometidos a tres dietas con diferente componente graso.

 

Tratamiento1

Jamón

Paleta

Lomo

T1

9.2a

7.5a

5.8b

T2

9.4a

9.8a

1.4a

T3

11.3b

8.0a

4.2b

a,b Superíndices diferentes dentro de columnas indican diferencia significativa (p<0.05) ). 1 T1: Dieta con aceite de soya; T2: Dieta con sebo de vacuno; T3: Dieta con manteca de cerdo

 

La menor acumulación de grasa en animales alimentados con inclusión de aceite de soya en relación a los otros tratamientos, aun recibiendo el mismo nivel de energía en la dieta, ha sido reportada en ratas (Shimomura et al., 1990; Matsuo et al., 1995), y se le atribuye a un efecto de la dieta sobre la termogénesis. Asimismo, se menciona que el perfil de ácidos grasos libres en la sangre fue igual en aquellos animales alimentados con sebo de vacuno o aceite de girasol, pero con mayor rango de oxidación de grasas en el grupo alimentado con aceite de girasol. Estas razones serían las determinantes para los resultados hallados.

 

En los animales alimentados con inclusión de aceite de soya se observó proporción de ácidos grasos saturados tendiente a ser menor que en aquellos con inclusión de sebo de vacuno o manteca de cerdo; ocurriendo lo mismo con el ácido graso oleico (Tabla 6). Sin embargo, los ácidos grasos polinsaturados (linoleico y α-linolénico) tendieron a ser mayores en los cuyes que recibieron la inclusión de aceite de soya. Así mismo, la relación entre ácidos grasos poliinsaturados y saturados fue mayor en aquellos con inclusión de aceite de soya.

 

Tabla 6. Principales ácidos grasos en el lomo (porcentaje del contenido total de grasa) en cuyes sometidos a tres dietas con diferente componente graso.

Ácido graso

 

Tratamientos2

 

T1

T2

T3

Mirístico

1.60

2.46

2.36

Palmítico

26.52

28.12

33.72

Palmitoleico

1.36

2.40

2.45

Esteárico

8.90

11.69

7.46

Oleico

28.64

35.60

35.43

Linoleico

25.62

11.42

11.04

α- Linolénico

1.98

1.17

1.41

Total de saturados

38.63

44.17

45.19

Total de insaturados

60.42

52.59

53.43

U:S1

1.56

1.19

1.18

1 Relación de ácidos grasos insaturados (U) con ácidos grados saturados (S). 2 T1: Dieta con aceite de soya; T2: Dieta con sebo de vacuno; T3: Dieta con manteca de cerdo

 

Los resultados muestran que los cuyes que recibieron inclusión de aceite de soya acumularon una menor cantidad de ácidos grasos saturados que aquellos que recibieron la inclusión de sebo de vacuno o manteca de cerdo; aun teniendo en cuenta que todos los tratamientos tuvieron el mismo nivel de energía digestible durante todo el periodo experimental; corroborándose la información mostrada en cerdos por(Valaja y Siljander-Rasi, (2001), en pollos (López Ferrer et al., 1999; Bou et al., 2005) y patos (Scheavoni et al., 2004), quienes manifiestan que existe una relación directa entre el perfil de ácidos grasos de la dieta y el perfil de ácidos grasos de la carne, debido a la absorción y posterior deposición de cada ácido graso.

 

Ellis e Isbell (1926) al evaluar el efecto de alimentar cerdos con ácidos grasos poliinsaturados semejantes al linoleico y linolénico, demostraron tempranamente su relativa alta deposición en la carcasa y fue confirmado en una variedad de especies al utilizar un amplio rango de fuentes de lípidos basados en plantas o aceites marinos (López-Ferrer et al., 1999, 2001; Scheavoni et al., 2004; Bou et al., 2005; Guevara, 2016).

 

CONCLUSIONES

 

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 

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