ISSN L 2644-3856

Revista Investigaciones Agropecuarias

Volumen 2, N°2. pp. 31-48

Junio 2020 - Noviembre 2020

Panamá

Recepción: 31 de marzo de 2020   Aceptación: 17 de abril de 2020


 

EFECTO DE LA FUENTE LIPÍDICA EN LA ALIMENTACIÓN DE POLLOS PARA CARNE EN ZONA DE TRÓPICO

Juan E. Moscoso Muñoz1*; Carlos Tocre1; Mario Arjona2, Juan Olazabal3

1* Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco. Facultad de Ciencias Agrarias. Perú

2 Universidad de Panamá. Facultad de Ciencias Agropecuarias. Departamento de Zootecnia. Panamá

3 Universidad Nacional Mayor de San Marcos Facultad de Medicina Veterinaria. Lima. Perú.

*juan.moscoso@unsaac.edu.pe      carlos.tocre@unsaac.edu.pe 

  mario.arjona@up.ac.pa                jolazaball@unmsm.edu.pe

 

 

RESUMEN

 

El estudio tuvo como objetivo evaluar la utilización de diferentes fuentes lipídicas (aceite de soya, manteca de cerdo y aceite reciclado) en la dieta de pollos de carne, realizado en la zona de Trópico – Quillabamba – Cusco – Perú a 700 m. de altitud; Se utilizaron 120 pollos bb Cobb-500 machos de 1 día de edad, con una duración de 42 días. En la etapa de inicio la utilización de manteca de cerdo y aceite reciclado determinaron una mejor respuesta productiva, tanto para peso, ganancia de peso y conversión alimenticia, no habiéndose observado efecto sobre el consumo de alimento. En la etapa de crecimiento y ciclo completo, todas las fuentes evaluadas determinaron una reducción en el consumo de alimento y una mejora de la conversión alimenticia y para el caso del aceite de soya y harina integral de soya un mayor rendimiento de pechuga (%); la ganancia de peso y rendimiento de carcasa, no se vieron afectados por la utilización de lípidos en la dieta, habiéndose obtenido resultados semejantes a los logrados con el grupo control; la grasa abdominal (peso y porcentaje), fue mayor con aceite reciclado y manteca de cerdo. Se concluye que el uso de aceite de soya, aceite reciclado y manteca de cerdo determina respuestas productivas similares, con mayor efecto en la deposición de grasa abdominal.

 

PALABRAS CLAVES: Lípidos, incremento calórico, conversión alimenticia

 

 

EFFECT OF LIPID SOURCE ON THE FEED OF BROILERS CHICKENS IN THE TROPIC ZONE

 

 

ABSTRACT

 

The objective of the study was to evaluate the use of different sources of lipids (soybean oil, lard and recycled oil) in the diet of meat chickens, carried out in the Trópico - Quillabamba - Cusco - Peru at 700 m. of altitude; 120 bb Cobb-500 males, 1 day old, with a duration of 42 days, were used. In the initial stage, the use of lard and recycled oil determined a better productive response, both for weight, weight gain and feed conversion, with no effect on feed consumption being observed. In the growth stage and complete cycle, all the evaluated sources determined a reduction in feed intake and an improvement in feed conversion and, in the case of soybean oil and whole soybean meal, a higher breast yield (%); weight gain and carcass performance were not affected by the use of lipids in the diet, having obtained similar results to those achieved with the control group; abdominal fat (weight and percentage) was higher with recycled oil and lard. It is concluded that the use of soybean oil, recycled oil and lard determines similar productive responses, with greater effect in the deposition of abdominal fat.

 

KEYWORDS: Lipids, caloric increase, food conversion

 

INTRODUCCIÓN

 

En la alimentación de pollos, la energía contribuye alrededor del 70% del total de los costos de la dieta, constituyendo el mayor componente del costo de alimentación y es probable que su costo se siga incrementando en el futuro (Noblet, 2013), por lo que su uso en un nivel adecuado permitirá optimizar el crecimiento, calidad de la carcasa y la eficiencia alimenticia (Saleh et al., 2004; Lotfollahian y Hosseini, 2007); los requerimientos de energía han cambiado a lo largo de los años como consecuencia de los procesos de selección genética que ha permitido incrementar su eficiencia fisiológica, favoreciendo con ello que los pollos lleguen al mercado con mayores pesos y a edades más tempranas (Havenstein et al., 2003), generando cambios en las necesidades nutricionales y capacidad de ingesta de alimentos, que se ve reflejado en la reducción de la conversión alimenticia, la que estaría relacionada a los menores requerimientos de mantenimiento, debido al rápido incremento en la relación de energía utilizada para crecimiento frente al empleado para mantenimiento (Zuidhof et al., 2014). La optimización del balance de energía entre el consumo y su utilización es requerida para una eficiente y alta productividad (Classen, 2016) que permita un consumo adecuado de energía para cubrir sus necesidades de mantenimiento y producción, buscando maximizar la deposición de tejidos, reduciendo la acumulación de grasa (Girish et al., 2013; Shadnawi, 2014).

Estas características sugieren el uso de insumos con alta concentración y eficiencia energética como es el caso de los lípidos, los cuales concentran hasta 2.25 veces más energía que los carbohidratos y proteínas (Birsoy et al., 2013), adicionalmente la eficiencia de utilización de los lípidos es mayor frente a los carbohidratos y proteínas (Emmans, 1994; Pirgoliev y Rose, 1999; Reid et al., 1980), por lo que variaciones en la proporción de los mismos en las dietas afectará el uso de la energía metabolizable (De Groote, 1974; Jackson et al., 1982; Atteh y Leeson, 1984). Las aves tienen la habilidad de utilizar la grasa suplementada en las dietas, la misma que mejora con la edad, apreciándose que el mayor efecto observado en aves adultas es con el consumo de grasas saturadas, con mínimos efectos con la utilización de fuentes de lípidos con alto nivel de insaturación como es el caso de los aceites (Saleh et al., 2004).

Las grasas son ingredientes que comúnmente se utilizan para incrementar la energía, pero a su vez por sus efectos fisiológicos en el animal generan confusiones en estudios de energía; las grasas proveen más beneficios nutricionales que pueden atribuirse a su energía metabolizable (Pesti y Smith, 1984), y a su efecto extra calórico que puede ser parcialmente atribuido a su bajo incremento calórico. Sin embargo para lograr estos beneficios, las grasas deben ser digeridas y absorbidas las cuales no son afectadas solamente por la fuente de lípido sino que también por la edad de los animales, los pollos jóvenes no utilizan las grasas con la misma eficiencia que los adultos, la que está relacionada con la longitud de la cadena del ácido graso y el nivel de saturación (Tancharoenrat et al., 2013) y a la limitada capacidad fisiológica del tracto digestivo (Brickett et al., 2007), la misma que es acentuada en las primeras dos semanas de vida, donde se producen cambios morfológicos, bioquímicos y moleculares (Yegani y Korver, 2008).

Adicionalmente a la densidad energética de las dietas y el porcentaje de grasa en la dieta, la fuente de grasa también afecta la deposición de grasa corporal; dietas que contienen aceite de girasol, determinan una menor deposición de grasa abdominal que aquellas dietas suplementadas con sebo o manteca (Sans et al., 1999). Las materias grasas que se incorporan a la dieta de los animales pueden tener distinta procedencia y una composición muy variable. Algunas de ellas son coproductos o subproductos de la cadena alimentaria y presentan un contenido nada despreciable de sustancias perjudiciales como pueden ser, entre otras, los ácidos grasos trans (Wiseman, 1986).

La digestibilidad de los aceites y las grasas depende de los siguientes factores: la longitud de la cadena carbónica, el número de dobles enlaces, la presencia o ausencia de ester (triglicéridos o ácidos grasos libres), el régimen específico de las saturadas y ácidos grasos insaturados en la columna vertebral de glicerol, la composición de los ácidos grasos libres, la composición de la dieta, el tipo y la cantidad de triglicéridos en la dieta complementada, la flora intestinal, el sexo y la edad de las aves (Scott, 1982; Sklan, 1979).

Estudios realizados sobre la absorción de aceite de maíz y sebo en aves machos, muestran que la absorción de grasas fue inferior en las aves jóvenes. La capacidad de absorber el aceite de maíz aumentó de 84 a 95% de la primera a la segunda semana de edad y en la absorción de sebo se ve incrementada de 40 a 79%; estos resultados indican que los pollitos recién eclosionados no tienen plena capacidad fisiológica para absorber la grasa; no obstante, esta capacidad se desarrolla rápidamente después de los primeros días de vida (Green y Kellong, 1987).

Sklan (1979) y Sklan et al. (1996), estudiaron la digestión y absorción de grasas en las aves jóvenes (de 1 a 21 días) y han informado de que la verdadera digestibilidad de las grasas insaturadas en cuatro días de edad, las aves fueron superior a 85%, aumentando un poco en los días siguientes. Esto demuestra que la actividad de las lipasas y las sales biliares en el cuarto día de edad fueron suficientes para completar la digestión de la grasa (Green y Kellong, 1987), llevando a inferir que la digestibilidad de la grasa no es un factor limitante para el crecimiento de las aves jóvenes, sin embargo este efecto está determinado por el nivel y/o presencia de saturaciones en los ácidos grasos, ya que los pollos de engorde muestran alta digestibilidad de la grasa en la primera semana de vida y la inclusión de aceite en la dieta inicial promueve un mejor rendimiento de los pollos hasta 21 días de edad, sucediendo lo contrario con la inclusión de sebo u otras grasas saturadas de origen animal (Sanz et al., 1999).

El aceite de freiduría, con un adecuado control y evaluación, puede constituir una alternativa en la alimentación de aves por su bajo costo, ya que es un residuo de cocina y por su alta disponibilidad que en la mayoría de los casos es desechada, constituyendo un problema de naturaleza ambiental, por otro lado, su elevada reutilización representa un problema en la salud de los consumidores. El inconveniente aparece cuando se reciclan grasas de freiduría excesivamente recalentadas, que producen la autooxidación de los ácidos grasos generando aumento del contenido en polímeros, monómeros cíclicos, hidroperóxidos y otros compuestos que no son digestibles (en ocasiones superiores al 20%) y que pueden resultar dañinos y tóxicos para el animal, además, los productos oxidados reducen la palatabilidad de la grasa original (Mateos et al., 1996; Wiseman, 1986).

Bajo estas consideraciones en el estudio se evaluó diferentes fuentes de lípidos con diferente grado de saturación de sus ácidos grasos en la alimentación de aves como una alternativa para incrementar la energía de las dietas con baja producción de calor, necesaria en condiciones climáticas donde es frecuente el estrés por calor y donde existen recursos disponibles que no son adecuadamente aprovechados.

 

MATERIALES Y MÉTODOS

 

El presente estudio se realizó en el fundo “Santa Victoria”, ubicado en el centro poblado de Cirialo en el Distrito de Echarate, Provincia de la Convención - Cusco - Perú, a una altura de 700 msnm. El clima es tropical, con temperatura promedio 23.6 °C y una precipitación promedio anual de 1195 mm.

 

Procedimiento experimental

 

Se utilizaron 120 pollos machos de la línea Cobb 500, con un peso inicial promedio de 46.10 g ± 2.15 g, distribuidos en cuatro tratamientos con 3 repeticiones cada uno (1.5 m2/repetición), considerando 10 pollitos por repetición, bajo un sistema de crianza intensivo; tuvo una duración de 42 días (inicio, crecimiento).

Los tratamientos estuvieron conformados por tres fuentes de lípidos adicionados a las dietas y un grupo control. La formulación de las dietas experimentales se hizo según las recomendaciones de la NRC-1994 para cada etapa de crianza (inicio y crecimiento), manteniendo los niveles de proteína, energía y aminoácidos constantes, realizando el ajuste de los insumos en función al aporte energético de las fuentes de lípidos. Se realizó el análisis químico de las dietas de acuerdo con AOAC (1997), para determinar la proteína cruda, extracto etéreo, fibra cruda, ceniza y extracto libre de nitrógeno. La formulación de las dietas se hizo por programación lineal al mínimo costo.

Tabla 1. Dietas experimentales, base como ofrecido, %.

Insumo

 

Inicio

 

 

Crecimiento

 

T1

T2

T3

T4

T1

T2

T3

T4

Maíz grano molido

57,54

58,76

57,66

58,95

58,03

60,25

61,05

63,67

Harina de Pescado Prime, 65%

3,33

5,00

3,50

5,00

-

-

0,88

4,00

Torta de soya

28,28

25,63

28,02

23,00

31,86

29,36

27,79

23,50

Harina integral de soya

-

-

-

9,50

-

-

6,04

-

Aceite reciclado

-

-

6,26

-

-

-

-

5,50

Aceite de soya

6,26

-

-

-

6,00

-

-

-

Manteca de cerdo

-

6,26

-

-

-

6,04

-

-

Carbonato de Calcio

1,246

1,222

1,244

1,350

1383

1386

1373

1,50

Fosfato dicálcico

1,469

1,253

1,448

-

1287

1315

1203

-

Fosfato monodicálcico

-

-

-

1,100

-

-

-

0,90

Sal

0,238

0,223

0,237

0,200

0,185

0,185

0,177

0,200

DL-Metionina

0,254

0,241

0,253

0,150

0,110

0,135

0,129

0,130

L-Lisina

0,187

0,169

0,185

0,150

0,005

0,084

0,080

0,100

Bicarbonato de sodio

0,442

0,493

0,447

0,150

0,397

0,490

0,523

0,200

Pigmentante

-

-

-

-

0,250

0,250

0,250

0,100

Aditivos

0,250

0,250

0,250

0,250

-

-

-

-

Premix

0,400

0,400

0,400

0,100

0,400

0,400

0,400

0,100

Colina

0,100

0,100

0,100

0,100

0,100

0,100

0,100

0,100

Aditivos: Fungicida, secuestrante de micotoxinas, coccidiostato; Premix: Pre mezcla de vitaminas+minerales. T1: aceite de soya; T2: Manteca de cerdo; T3: Aceite reciclado; T4: dieta basal (control).

 

Tabla 2. Contenido nutricional de las dietas experimentales.

Nutriente

 

Inicio

 

 

Crecimiento

 

T1

T2

T3

T4

T1

T2

T3

T4

Materia Seca, %

90,33

90,27

90,33

90.52

90,33

90,33

90,30

89.95

Proteína, %

20,10

20,00

20,32

22.49

19,19

18,38

18,32

20.83

Extracto Etereo, %

8,91

9,08

8,93

4.72

8,40

8,51

8,60

4.06

Fibra Cruda, %

3,26

3,11

3,25

3.18

3,51

3,38

3,29

3.09

Energía Metabolizable, Mcal/kg

3,20

3,20

3,20

3.09

3,20

3,20

3,20

3.05

Lisina, %

1,21

1,21

1,21

1.39

1,00

1,00

1,00

1.23

Arginina, %

1,30

1,28

1,30

1.39

1,29

1,22

1,21

1.27

Metionina, %

0,61

0,61

0,61

0.55

0,42

0,44

0,44

0.50

Metionina Cistina, %

0,90

0,90

0,90

0.87

0,72

0,72

0,72

0.80

Triptófano, %

0,29

0,28

0,29

0.11

0,29

0,27

0,27

0.11

Treonina, %

0,80

0,81

0,80

0.36

0,77

0,74

0,74

0.37

Fósforo disponible, %

0,45

0,45

0,45

0.50

0,35

0,35

0,35

0.43

Calcio, %

1,00

1,00

1,00

0.99

0,90

0,90

0,90

0.95

T1: aceite de soya; T2: Manteca de cerdo; T3: Aceite reciclado; T4: dieta basal (control).

Evaluaciones

 

Las variables evaluadas fueron:

 

 

Análisis estadístico

 

En el presente estudió se planteó un diseño Completo al Azar (4 X 3), bajo un modelo fijo. Este diseño experimental (DCA) se aplicó para todas las variables respuesta como: Peso vivo, ganancia de peso, consumo de alimento, conversión alimenticia, rendimiento de carcasa, pechuga y grasa abdominal. Las diferencias entre el promedio de los tratamientos fueron determinados usando la comparación de Tukey con una probabilidad del 5%; para ello se utilizó el paquete estadístico SAS/STAT® 9.2 (SAS Institute Inc., 2009).

 

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

 

Respuesta productiva

 

Los parámetros productivos se presentan en la Tabla 3. Al análisis de los resultados, se aprecia que existe efecto de las fuentes de lípidos empleadas sobre el peso y ganancia de peso a los 21 días de edad (p<0.05), habiéndose logrado las mejores respuestas con los pollos que recibieron manteca de cerdo en su alimentación (q<0,05), lo que estaría determinado por las características estructurales que presenta la manteca de cerdos, puesto que ha sido demostrado que la presencia de ácido palmítico en la posición 2 del triglicérido determina una mayor eficiencia de absorción y por consiguiente una mayor utilización metabólica del mismo (Atten, 1983; Krogdahl y Sell, 1989).

Sin embargo, no se aprecia efecto de las fuentes de lípidos para el peso y ganancia de peso en la etapa de crecimiento y ciclo completo (p>0.05), este hecho determinaría que la utilización de diferentes fuentes de lípidos en la alimentación de pollos no tuvo mayores efectos negativos sobre esta variable, la que podría ser atribuida al incremento en la capacidad digestiva, a esta edad de las aves para poder digerir lípidos (Saleh et al., 2004), la misma que se ve favorecida por las mayores secreciones biliares y el incremento en la capacidad de reciclaje de sales biliares por las aves con el incremento en la edad de estas (Atteh y Leeson, 1985; Jin et al., 1998; Lewis, 1989; Scott, 1982). De otro lado a mayor edad de las aves, la capacidad funcional del páncreas es mayor, así como la actividad biliar y la mayor producción de proteína ligante de ácidos grasos lo que permite digerir y absorber de mejor manera los ácidos grasos principalmente de cadena larga (Katongole y March 1979).

Tabla 3. Efecto de la fuente de lípido sobre la respuesta productiva de los pollos.

 

Item

 

Fuente de lípido

 

 

CV,

%

 

 

AS

MC

AR

Basal

EE

Valor - p

Etapa de inicio

 

 

 

 

 

 

 

Peso inicial, g/pollo

46.13a

45.57a

47.23b

45.3a

0.20

4.67

0.002

Peso 21 días, g/pollo

869.3a

951.7b

923.1b

879.2a

8.97

10.28

0.002

Ganancia de peso, g/pollo

823.3a

906.3c

874.7b

834.0a

10.8

1.88

0.001

Consumo de alimento, g/pollo

1201.3a

1215.3a

1196.3ª

1216.3a

4.35

1.17

0.282

Conversión alimenticia

1.38b

1.28a

1.30ª

1.38b

0.02

1.67

0.001

Etapa de crecimiento, 21 - 42 días

 

 

 

 

 

 

 

Peso 42 días, g/pollo

2786a

2895a

2804ª

2855a

21.5

8.01

0.208

Ganancia de peso, g/pollo

1916.7a

1940.7a

1889.7ª

1976,3a

21.5

4.1

0.606

Consumo de alimento, g/pollo

3100.0a

3150.0a

3010.0a

3570.0b

69.1

2.93

0.001

Conversión alimenticia

1.11a

1.09a

1.07ª

1.25b

0.02

3.18

0.001

Ciclo completo, 1 - 42 días

 

 

 

 

 

 

 

Ganancia de peso total, g/pollo

2740.0a

2846.3a

2764.3ª

2810.0a

21.6

2.58

0.340

Consumo de alimento, g/pollo

4310.0a

4370.0a

4210.0a

4790.0b

71.0

2.13

0.001

Conversión alimenticia

1.55a

1.51a

1.50ª

1.68b

0.02

2.74

0.003

AS: Aceite de soya; MC: Manteca de cerdo; AR: Aceite reciclado; Basal: dieta basal (control); EE: Error estándar; CV: Coeficiente de variabilidad.

 

La respuesta en el consumo fue diferenciada, ya que en la etapa de inicio no hubo influencia de la fuente de lípido sobre la misma (p=0.282), este hecho estaría determinado por que se mantuvo constante los niveles de energía metabolizable (en todo los casos), ya que la variación de la densidad energética del alimento es el principal factor que influye sobre el consumo de alimento en aves, por su habilidad para controlar el consumo de energía (Fox, 1987; Leeson et al., 1996), siendo mayor esta con la menor densidad energética y de manera inversa con la mayor densidad energética (D’Mello y Lewis, 1970; Hurwitz, 1977; Saleh et al., 2004; Waldroup, 1976). En tanto que en la etapa de crecimiento y consumo total, las fuentes de lípido incluyeron sobre el consumo (p<0,01), siendo mayor en el tratamiento T4 (soya integral) frente a los otros tratamientos (q<0,05), lo que estaría determinado por nivel energético de esta dieta, que es menor al de los otros tratamientos, determinando esto el mayor consumo para compensar la demanda energética de estos animales, (Fox, 1987; Hurwitz, 1977; Leeson et al., 1996; NRC, 1994), coincidiendo con lo reportado por Waldroup (1976), Pesti (1982), Pesti y Fletcher (1983), Saleh et al.(2004) quienes también encontraron efecto de la variación de la densidad energética sobre el consumo.

En términos generales, la conversión alimenticia es mejor en las dietas con la inclusión de aceites reciclado y manteca de cerdo en la etapa de inicio (p<0.001) y para la etapa de crecimiento y total los valores son mejores con el aceite de soya, aceite reciclado y manteca de cerdo frente a la dieta control (p<0.01). Lo que estaría determinado por la mayor eficiencia de uso de los ácidos grasos tanto en la manteca de cerdo y los aceites, debido a la mayor presencia de ácido palmítico en la posición 2 del triglicérido y la mejor relación ácidos grasos insaturados a saturados de la manteca (Lewis, 1989; Sklan, 1979; Sklan et al., 1996) y a la mayor presencia de ácidos grasos libres con alta digestibilidad del aceite reciclado y menor proporción de ácidos grasos saturados en el aceite de soya (Lewis, 1989; Wiseman, 1986; Wiseman y Salvador 1991), que sería crítico sobre todo en la etapa de inicio donde los pollos tienen limitaciones para la ingestión de lípidos en concentraciones elevadas en la dieta (Tancharoenrat et al., 2013; Sklan, 1979; Sklan et al., 1996; Yegani y Korver, 2008). De otro lado está demostrado que el uso de lípidos en la alimentación de aves reduce el incremento calórico y producción de calor, mejorando con ello la eficiencia de utilización de la energía con fines productivos, favoreciendo con ello la mejora en la conversión alimenticia (Cerrate-Fernandez et al., 2019; Noblet et al., 1999; Rivera-Torres et al., 2011), en comparación a las dietas con elevados niveles de proteína que determinan una mayor producción de calor (Gous, 2010; Rezaei et al., 2004).

 

Rendimiento de carcasa y grasa abdominal

 

Tanto el peso de carcasa y porcentaje de la misma, no se vieron influenciados por el uso de los lípidos dietarios (p>0,05), lo que implicaría que la utilización de lípidos puros no afecta el rendimiento de carcasa; este hecho estaría determinado por que la mejora en el rendimiento de carcasa es una función de las variaciones en los niveles dietarios de aminoácidos (lisina y metionina, principalmente) y a la manipulación y/o aplicación de la proteína ideal (Baker y Han, 1994; D´Mello 1994; Leclercq, 1998; Rostagno et al., 2003), las mismas que fueron mantenidas constantes en el presente estudio, con excepción del tratamiento T4 en el que el aminograma fue diferente con mayores niveles de proteína.

Tabla 4. Efecto de la fuente de lípido sobre el rendimiento de carcasa y grasa abdominal.

 

 

Tratamiento

 

Lípido

Peso

vivo, g/pollo

Peso

carcasa, g/pollo

%

carcasa

Peso pechuga

, g

%

pechuga

Grasa

abdominal, g/pollo

% grasa

abdomi nal

T1

AS

2786ª

2,276ª

81,75ª

806,0a

35,41b

48.33a

1.74a

T2

MC

2899ª

2,324ª

80,40ª

752,0a

32,35ª

62.00ab

2.15ab

T3

AR

2794ª

2,345ª

83,39ª

766.7a

32,71ª

72.67b

2.59b

T4

Basal

2863ª

2,279ª

79,84ª

778,0a

34,14b

57.00a

2.00ab

EE

 

21.5

14.3

0.64

8.52

0.45

2.98

0.11

CV, %

 

2.53

1.63

2.47

3.18

3.34

9.23

11.49

Valor - p

 

0.345

0.141

0.216

0.127

0.036

0.004

0.016

AS: Aceite de soya; MC: Manteca de cerdo; AR: Aceite reciclado; Basal: dieta basal (control).

 

El peso de pechuga fue similar entre tratamientos (p=0.127), sin embargo, cuando este es expresado en términos de porcentaje de la carcasa, se observa un mayor rendimiento con el uso de aceite de soya y dieta basal (p<0,05). Este hecho podría estar determinado, para el primer caso, por el mayor nivel de proteína en la etapa de crecimiento y para el segundo caso adicionalmente el mayor nivel de lisina dietario empleado (Baker y Han, 1994; D´Mello, 1994; Leclercq, 1998; Rezaei et al., 2004; Rostagno et al., 2003; Schutte, 1989) lo que habría permitido lograr una mejor relación de aminoácidos a energía (Saleh et al., 2004) con la consiguiente mejora del rendimiento de pechuga.

El rendimiento de grasa abdominal (peso y porcentaje) fue diferenciado, siendo mayor en las dietas con manteca de cerdo y aceite reciclado (peso) y adicionalmente la dieta basal cuando esta es expresada como porcentaje (p<0.01), lo que estaría determinado por la mayor presencia de ácidos grasos saturados en las mencionadas dietas que determinan una mayor deposición de grasa abdominal, explicado por la diferencias metabólicas en el uso de los ácidos grasos (Sanz et al., 2000; Sanz et al., 1999), puesto que dietas con elevados niveles de ácidos grasos poli insaturados son oxidados como fuente de energía más rápidamente que los ácidos grasos de cadena larga saturados (Watkins et al., 1982), así mismo inhiben la síntesis de lípidos e inducen la termogénesis (Takeuchi et al., 1995) efecto que podría explicar el por qué los ácidos grasos poli insaturados reducen la grasa abdominal cuando son comparados con grasas saturadas y mono insaturadas (Crespo y Esteve-García, 2001), los niveles de reducción observados varían entre un 9 a 30% para la grasa subcutánea y abdominal respectivamente (Wang et al., 2017). Este hecho estaría mostrando adicionalmente la controversia que existe respecto a la influencia de la energía en la composición de la carcasa y su calidad, ya que el solo hecho de mantener la relación energía: proteína, constante no es suficiente para mantener constante y/o sin cambios el nivel de grasa corporal en las aves (Saleh et al., 2004).

 

CONCLUSIONES

 

Los resultados de este estudio sugieren que el uso de manteca de cerdo y aceite de soya determinan una mejor respuesta productiva (manteca de cerdo) y una menor deposición de grasa abdominal (aceite de soya) en los pollos.

 

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