El Corredor Biológico San Juan-La Selva (CBSS), al norte de Costa Rica, es una iniciativa de conservación que pretende fungir como enlace entre los espacios boscosos de Nicaragua y Costa Rica. Ante la inminencia del proceso de fragmentación en el CBSS, surge la necesidad de buscar estrategias que permitan mantener y mejorar la conectividad del mismo. Se tomó un área piloto dentro del Tapón de Chilamate, que es el sector que presenta mayor vulnerabilidad ante la fragmentación del paisaje, para buscar estrategias de consolidación de conectividad para el CBSS. Esta área abarca 1567 ha y comprende cuatro comunidades, así como actividades agrícolas, ganaderas y fragmentos de bosque, además es un paisaje diverso y complejo, una muestra del Corredor Biológico y un laboratorio viviente para buscar el fortalecimiento de la conectividad ecológica. Por tratarse de un esfuerzo de conservación con miras al desarrollo sostenible, se trabajó tanto a nivel biofísico como con las comunidades, porqué son los pobladores quienes finalmente deciden cómo manejar sus tierras. Se establecieron rutas de conectividad estructural y una vez identificadas, se propusieron distintos métodos para lograr que esta conectividad sea posible. Las estrategias fueron propuestas a distintas escalas temporales (corto, mediano y largo plazo) para garantizar la efectividad de las mismas. El estudio fue realizado a escala detallada (1:25,000), por lo que los resultados obtenidos pueden fungir casi como un manual de acción para los tomadores de decisiones dentro del área de interés.