En Panamá transcurre un debate creciente sobre la concesión y explotación de la valiosísima Mina Cobre Panamá, ubicada en el distrito de Donoso, provincia de Colón. De manera formal y perceptible, el problema relevante concierne a la formalización de un nuevo Contrato-Ley sobre la mina aludida, entre el Estado Nacional y el consorcio empresarial Minera Panamá, S.A., que es liderado por la transnacional canadiense First Quantum Minerals Limited. No obstante, analizando a fondo la economía y sociedad panameña, es evidente que los problemas mineros críticos existentes tienen sus raíces en el cambio abrupto de la perspectiva y estrategia minera desarrollista nacional, que fue establecida en los años 70’ del siglo pasado, en el gobierno del general Omar Torrijos. Dicho retroceso histórico trajo como resultados: el abandono del modelo de empresa mixta para gestionar la minería panameña, y su remplazo desafortunado por el patrón de concesiones mineras absolutamente privadas y minimizadoras del rol del Estado.
En la sociedad panameña, mediante una identificación pragmática pueden distinguirse fácilmente tres corrientes notorias respecto a la minería y sus roles para el desarrollo nacional: A) Panamá vale más con minería; B) Panamá vale más sin minería; y C) Panamá y la minería a la fuerza. En cada una, sus títulos emblemáticos implican los contenidos que representan. Lo muy cierto es que la tercera corriente se ha hecho dueña de la realidad minera nacional, y está estableciendo sus pautas concretas, por encima de lo que planten o piensen los actores de las corrientes A y B. Desde 1997, la concesión sobre la Mina Cobre Panamá es símbolo de un triunfo fácil y avasallador sobre el estado y nación panameña.
Este artículo estructurado metodológicamente secuencial y con un estilo de comunicación coloquial, busca contribuir al debate nacional aportando análisis y planteamientos de los eventos conceptuales y reales del quehacer minero doméstico y global, que posibiliten a los ciudadanos lectores organizar sus opiniones con mayor información, análisis y argumentaciones. Ojalá que ya para cuando los debates se pongan al rojo vivo, y sin duda se pondrán, segmentos importantes de la población panameña hayan fortalecido sus criterios y conclusiones para tomar posicionamientos convenientes, respecto a los temas conflictivos de la crisis imperante.