Luego, presenta la utilización de las algas marinas por Grupos étnicos panameños que han sido tradicionalmente conocidas desde 1850, con la llegada a Panamá de grandes grupos de trabajadores afro-caribeños para la construcción tanto del ferrocarril interoceánico, como del Canal, estos inmigrantes introdujeron el uso de las macro algas en la alimentación, según costumbres de las islas del Caribe, desconocidas por la gran mayoría de la población socialmente dominante en Panamá, de herencia europea y principalmente española. Desde el año 2000 existen cultivos productivos de macro algas en el país, de los géneros Gracilaria, Eucheuma sp y Kappaphycus alvarezii (Doty) Doty ex Silva. Este estudio presenta también las macro algas marinas que han sido cultivadas en el corregimiento de Cativá, localizado en la zona costera del Caribe panameño, al noreste del Canal de Panamá, desde el 2004 con intereses comerciales. Los cultivos fueron desarrollados en dos fases: el cultivo in situ (en el mar y en tanques) y el cultivo in vitro (en el laboratorio y en aclimatación en tanques y acuarios). Ambos cultivos tienen como objetivo obtener un desarrollo sostenible en la zona costera y un producto atractivo para la industria que dé oportunidades económicas a los cultivadores. Las técnicas de los cultivos in vitro son basadas en las ya establecidas por Gloria Batista desde 2009, en el laboratorio marino de Punta Galeta. Estas nos han permitido el mantenimiento y propagación de semillas sanas y de calidades que compiten con la industria mundial que requiere la materia prima para la fabricación de productos de uso masivos, como son pasta de diente, jabones, y de alimento para la elaboración de productos gourmet.