Las medidas implementadas en la región de A.L en materia de protección social facilitaron atenuar, en parte, los efectos catastróficos en la instancia social; sin embargo, a casi tres años de su inicio se observa en la región un deterioro acelerado de las condiciones materiales de vida de la población y se evidencia el abismo que existe en robustecer los estados de bienestar, con un Sistema de Salud y de Seguridad Social que garanticen igualdad de condiciones en el acceso a las prestaciones con altos niveles de cobertura, de suficiencia y sostenibilidad financiera. La pandemia dejo claramente establecida las debilidades estructurales de los sistemas de salud y régimen de pensiones en A.L. los primeros basados en una matriz de desigualdad social y los segundos con alta vulnerabilidad por lo irrisorio del monto de su cuantía; no obstante, a su vez, estableció fronteras sobre la necesidad de fortalecer y articular los sistemas de salud y los sistemas de pensiones en el marco del principio de solidaridad.