¿Cómo se puede explicar que como personas que somos, seamos tan diferentes de los miembros de otras especies? Ninguna de las respuestas habituales, como ‘ser racional’, ‘tener un lenguaje’, ‘estar sometidos a reglas morales’, ‘el establecer instituciones’ son suficientemente explicativas, pues cada una de ellas se basa en conceptos que -en sí mismos- necesitan explicación. En este trabajo trato de caracterizar esta diferencia en términos del tipo de mundo que habitamos y que hemos creado, porque hemos logrado una flexibilidad de comportamiento sin precedente, de lo cual emergió la necesidad de su ‘normalización’. Argumentamos que esto no solo concuerda con las ideas acerca de la normatividad propuestas por Kant (para no mencionar autores posteriores como Wittgenstein o Sellars), sino que nos permite reducir esa diferencia a elementos tan básicos (´actitudes normativas’) que pueden ser abordados de forma naturalista.