Como punto de partida está la transición del circo tradicional en carpas ecuestres de origen inglés y ruso a finales del siglo XVIII a los programas actuales de formación en artes circenses contemporáneas en México bajo la influencia intercultural. Desde 2007, el circo mexicano ya es considerado como parte de las Bellas Artes y su estudio está profesionalizado. Sin embargo, las artes de circo aún no se incluyen en los planes y programas de educación básica o especial. Desde el enfoque cualitativo se realizó una investigación autoetnográfica con apoyo de 10 entrevistas no estructuradas realizadas con artistas de circo internacionales en diferentes intercambios académicos realizadas por el autor y coautoras con escuelas de circo en México, Cuba, Estados Unidos, Rusia, China y Tanzania. Por lo cual, el artículo evidencia el aporte a los procesos de creación artística en las disciplinas circenses denominadas contemporáneas y las experiencias creativas llevadas a cabo tanto por educadores como por la inclusión de artistas circenses mexicanos en las escuelas. Esta experimentación pedagógica impacta las clases de educación artística, educación física y matemáticas a través de resultados concretos. Destaca el circo social con enfoque de educación popular para todos sin exclusión y la circoterapia como disciplina auxiliar de la educación especial.