Para un desarrollo rural y forestal sostenible, se requiere de un programa de participación y desarrollo comunitario, con un enfoque innovador y holístico, que involucre a la población, su incidencia sobre los ecosistemas y, en particular, su vinculación con la explotación de los recursos naturales. La acumulación de los impactos negativos, traducidos en afectación de grandes superficies boscosas y vida silvestre, pérdida gradual e imparable de la calidad de suelos, de fuentes de agua; en suma, del ecosistema natural de los bosques tropicales, generan el incremento de la pobreza rural, con tugurización en la ciudad capital, resultantes del fenómeno migratorio del campo a la ciudad, que luchan por un sustento en condiciones de subsistencia y marginalidad crecientes, dando paso a múltiples problemas de orden social con impactos negativos para la sociedad en su conjunto. Desde mediados del siglo pasado, en Panamá se ha perdido más del 42% de la capa boscosa, como consecuencia de una explotación desordenada del bosque por tala indiscriminada, ganadería extensiva, pérdida de suelos. etc.; debido a la falta de una adecuada planificación frente a la colonización, entre otros factores. En el ámbito legal, el Código Agrario, promulgado por Ley No. 37 del 21 de Julio de 1962, derivó en una errática interpretación del mismo, impactando en un uso inadecuado de los recursos forestales. En este análisis, se plantean algunas propuestas de desarrollo rural sostenible, sugiriendo alternativas participativas, tendientes a una gradual mitigación del problema en sí y de la pobreza rural.