La obra “Presos; voces de hombres en el encierro” recoge relatos escritos por diecisiete hombres privados de libertad en la antigua cárcel pública de La Chorrera, en Panamá. Cada uno de los relatos corresponde a un testimonio sobre el delito y el encierro en el que el autor narra en primera persona lo ocurrido para hacer pública su historia, arrepentirse y enviar un mensaje de prevención a los jóvenes. En este artículo se propone un análisis de género de los relatos a partir del concepto “mandato de masculinidad”, de la antropóloga Rita Segato, el cual permite observar comportamientos delictivos, más allá de la violencia de género, vinculados al hecho de ser socialmente hombres. La codicia, la potencia, el dominio, la violencia y el control de las mujeres aparecen recurrentemente en sus testimonios configurando lo que podría denominarse una “masculinidad criminal” (o una masculinidad que resulta ser criminal,) muy especialmente en contextos donde se conjuga, además, con la marginación y la pobreza, cuestionando la(s) potencia(s) masculina(s). El hombre como víctima del mandato de masculinidad, siguiendo la tesis de Segato, se encarna en la pena que pagan los privados de libertad, presos de un mandato criminal.