El Canal de Panamá representa mucho más que una ruta de navegación: es un pilar fundamental de la identidad nacional y el eje central del desarrollo económico panameño. Si bien su contribución directa por peajes es significativa, su verdadero impacto trasciende estas cifras, generando más del 30% del PIB nacional a través del "Efecto Iman" que ejerce. Este fenómeno transforma a Panamá de un simple punto de tránsito en un Hub Logístico Multimodal de clase mundial, atrayendo operadores navieros, inversiones y una densa red de servicios conexos. La presencia del Canal ha catalizado la creación de un ecosistema logístico integral donde la mercancía ya no solo pasa, sino que se consolida, almacena y transforma, especialmente en zonas francas, añadiendo valor y diversificando la economía. Esta dinámica convierte a la Autoridad Nacional de Aduanas en un facilitador crucial, cuyo rol evoluciona de la mera recaudación fiscal —cuya base imponible CIF se ve directamente influenciada por las tarifas del Canal— hacia la garantía de agilidad y seguridad en las cadenas de suministro. La eficiencia aduanera, mediante modernas herramientas de gestión de riesgo y digitalización, se convierte así en el complemento indispensable que potencia la ventaja competitiva otorgada por la vía acuática. En definitiva, la sinergia entre la ingeniería del Canal y la administración aduanera moderna consolida a Panamá como el corazón logístico de las Américas, donde la gestión del comercio exterior es tan vital como la propia operación de las esclusas.