El artículo analiza el pensamiento del Justo Arosemena joven, durante las décadas de 1830 y 1840 inclusive. Comprueba la recepción por el Arosemena, estudiante en Bogotá, del pensamiento de Bentham, Destutt de Tracy y Augusto Comte, entre otras notabilidades. Se describe la atmósfera de su época juvenil impregnada de utilitarismo, de la defensa de las libertades, del anhelo de crear una ciudadanía industriosa, de combatir la “siesta colonial” mediante el imperio de la instrucción pública y de la renovación de los estudios jurídicos, del dominio de la moral pública, del conocimiento útil, de la ética edonista en años de romanticismo social. Se resaltan las bondades de los cambios industriales, del trabajo productivo, de la alegría laboral a fin de incentivar el progreso y combatir la barbarie aspirando a la felicidad, el bienestar y la justicia colectiva. El joven Justo Arosemena comprueba el atraso istmico, el dualismo intramurosarrabal, la miseria urbana y del campo. Capta el fracaso de la unión a Colombia y el ultraje del tratado Mallarino-Bidlack (1846). Advierte la falta de industrias, las deficientes comunicaciones, la ignorancia general, la carencia de educación industrial. Asimismo circunscribe las etnias que conforman la sociedad y apuesta por el triunfo de la moral ciudadana.