Los arácnidos comprenden algunos de los más antiguos y reconocidos artrópodos depredadores. En particular, el éxito ecológico de alacranes y arañas se debe en parte a que son capaces de producir veneno que utilizan para dominar de forma efectiva a sus presas. Los opiliones (orden Opiliones) por otro lado son omnívoros, comportándose a veces como depredadores, y otras como carroñeros, e inclusive pueden alimentarse de hongos y frutas. Estos grupos de arácnidos son muy abundantes en ambientes tropicales, por lo que las interacciones entre ellos son inevitables. Se presentan dos casos de interacciones entre alacranes, arañas y un opilión, observaciones realizadas durante trabajo de campo en áreas rurales en Panamá.