Este artículo se centra en la difícil relación entre los personajes principales de Gracias por el fuego (1964), Edmundo y Ramón Budiño, padre e hijo. Uno, poderoso y corrupto; el otro, hundido en la contradicción de odiar al progenitor, pero aceptar su dinero para prosperar. Obsesionado con eliminar a Edmundo, a Ramón únicamente el amor puede salvarle. Fracasada esta vía, el personaje se encamina a un destino trágico. Desde una perspectiva alegórica, este conflicto se interpreta como un reflejo de los vínculos entre clase alta y media en el Uruguay democrático de los 60, que aparentemente supusieron bienestar, pero que sumieron al país en una honda crisis existencial.